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El castaño príncipe buscaba pacientemente por los pasillos a la pelinegra costurera, dando saltitos discretos sobre las puntas de sus pies para no hacer ruido ni despertar a nadie, ya estaba oscuro fuera y la mayoría dormían aunque era algo temprano

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El castaño príncipe buscaba pacientemente por los pasillos a la pelinegra costurera, dando saltitos discretos sobre las puntas de sus pies para no hacer ruido ni despertar a nadie, ya estaba oscuro fuera y la mayoría dormían aunque era algo temprano. Se aseguró de que el rey estuviera ocupado y dormido, la reina Sunny, la princesa Sun Hee y la dama Yang Mi igual. Luego de haberse asegurado de que ir a ver a esta era poco peligroso salió de su habitación, con su hanbok de seda para dormir color lila puesto y descalzo fue a buscarle, pero no estaba en su taller, así que sin inseguridad alguna se dispuso a ir a la alcoba de esta.

Iba silenciosamente por los pasillos iluminados por fuego, evitando a las rondas de guardias que hacían turnos toda la noche, moviéndose ya por las recámaras de la mayoría de los empleados o siervos que residían en palacio, sabiendo que ella debía estar por ahí. Entonces fue cuando se sobresaltó al oír varios gritos agudos al mismo tiempo, al unísono, haciéndolo sobresaltarse y abrazarse de golpe a uno de los faroles de luz, creyendo que se le saldría el corazón por la boca en ese momento.

Todavía guardando silencio se calmó como pudo, inhalando y exhalando si hacer ruido, sujetándose al farol para no caerse del susto. Y entonces mientras regulaba su respiración escuchó esa voz tan elocuente y meliflua que tenía la costurera pelinegra, miró las puertas de madera y papel corredizas, escuchándola pedir que hicieran silencio y luego seguramente seguir con alguna historia.

Entonces con su dedo índice hizo un orificio en el papel, mirando por este mismo dentro de la habitación seguramente llena de las compañeras de esta y entonces la vio, sentada en medio del futón con el resto de las encantadas chicas oyendo, con el cabello suelto, un hanbok para dormir blanco y una mirada encantadora mientras contaba la historia a estas. Estaba en estado de limerencia, sus ojos estaban bien abiertos y su mirada perdida, encantado en esta y sus expresiones que iban con los diálogos que hacía.

Tragó duro, sintiendo que su corazón latía con fuerza y el aire se le acortaba levemente, sonriendo levemente mientras le oía, ahora también centrándose en lo que estaba contaba con una perfecta dramatización y tono:

—Aún no entiendo qué significa exactamente —Opinó una de las chicas que estaba alrededor de esta.

—Es cierto, yo sólo quiero tener a mi sol y ya...—Comentó otra y todas se carcajearon por el comentario dado por esta, incluyendo a la pelinegra costurera— ¿Y tú, Oppa?, ¿Qué crees que signifique?

¿Eh?, ¿A quién le hablaban?, ¿Había un chico con ellas?

Entonces fue cuando escuchó la respuesta y tuvo que respirar pesadamente para calmarse.

—Supongo que un amor como el del sol y la luna...—Habló el azabache hijo de Yang Mi.

Rápidamente apartó su vista de la pelinegra y lo buscó a este, encontrándolo apartado de las chicas en una silla, con una cálida y alegre sonrisa y las manos sobre las rodillas. Ahora comprendía porqué Nana no le había encontrado en el taller. ¿Y este tipo quién se creía para estar en la habitación de las mujeres?, ¿Es que era un falta de respeto? Ahora estaba indignado, todas esas mujeres estaban en ropa de dormir y era el único hombre allí. Además, ¿Quién se creía para estorbar en un encuentro entre él y la costurera?

The Min Dynasty [Min Yoon-Gi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora