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Su corazón latía con tanta fuerza que sus manos temblaban sin parar, apenas y podía respirar, sentía que moriría en aquel preciso momento ante tantos nervios

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Su corazón latía con tanta fuerza que sus manos temblaban sin parar, apenas y podía respirar, sentía que moriría en aquel preciso momento ante tantos nervios.

Pero al menos toda una tarde antes de eso, El rey Min caminaba de un lado a otro lleno de desesperación, fuera de la habitación que se había mantenido por demasiado tiempo en un penetrante y profundo silencio que, le ponía la piel de gallina y, le extenuaba cada vez más conforme pasaba el tiempo.

El palacio y la capital eran un desastre, la gente exigía una explicación acerca de lo recién acontecido esa mañana y, muchas respuestas. Por supuesto que sí, todavía más, cuando la mismísima reina viuda, había hecho una confesión tan grave como esa y, ahora, sólo se exigía por parte de los habitantes de Silla, la verdad acerca de todo lo que se había dicho cuando fue interrumpida la ejecución de la costurera real quien, ahora siquiera se podía saber si era sólo una costura o realmente era más de lo que se había pensando durante veinticinco años completos.

Pero, aún así, aunque todo fuera un desastre en ese momento y, en el palacio se inciaran disputas y millones de murmullos y preguntas que, sin antes, la palabra de El rey Min, no se podría hacer nada. Y, él, estaba centrado en algo completamente ajeno a el tema de quiénes serían expulsados, ejecutados y, quién ascendería o, seguiría en el trono. Sus intrusivos pensamientos llenos de preocupación, se vieron interrumpidos en el exacto momento en que la puerta se abrió por aquel pálido pelinegro visitante de Baekje quien tenía detrás a uno de los tantos médicos. Les miró con unos ojos llenos de extenuación y pánico que, se apaciguaron apenas escuchó las palabras del dichoso mago.

-Su hermana está viva, Su majestad.

Y, aunque se sentía extremadamente aliviado, con una mano en la frente, tras haber suspirado pesadamente con alivio, se tambaleó levemente y, se reafirmó de una mesilla, haciendo que el mago de tez tan pálida, se acercara a él.

-Debe descansar, Su majestad. Me haré cargo de todo lo que me pida atender, pero, ya no hay nada qué averiguar o, siquiera algo que afrontar, es momento de que se recueste, asimile todas las cosas y, descanse de todo ésto.

Aunque su orgullo fuera muy grande, pudo aceptar e admitir que, lo que decía aquel hombre mayor, era verdadero. Ya no debía preocuparse de averiguar la verdad, porque ya la sabía toda y, mucho menos debía buscar a alguien a quién asesinar o retribuirle cada uno de los problemas, simplemente, el destino había colocado a cada persona en su merecido sitio y, la verdad, en donde debía estar, en todo el reino y, también en sus manos.

Así que, antes de tirarse seguramente a mortificarse con más preguntas u algo parecido, se adentró a la habitación donde descansaba aquella mujer que por tantos años, se mantuvo oculta tras una máscara de esclava y, mujer de clase baja sin saberlo. Realmente esa mujer, tumbada ahí, sobre la cama, pálida e inconsciente, era su hermana mayor, la verdadera heredera al trono de Silla y, la hija primogénita de su padre. Todavía no le cabía en la cabeza aquello, pero, era TODO, cada parte de la historia, cierto.

The Min Dynasty [Min Yoon-Gi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora