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Apenas era el segundo día de Jungkook en la casa hwarang, había conocido a algunos de los chicos y, a otros ya les conocía de la capital

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Apenas era el segundo día de Jungkook en la casa hwarang, había conocido a algunos de los chicos y, a otros ya les conocía de la capital. Todos eran jóvenes populares en la capital de Sorabeol, hijos de los oficiales, la mayoría de ellos, unos egocéntricos, malcriados y, en potencia, unos ebrios mujeriegos. Era una vida definitivamente nueva, les levantaban con el ruido de un tambor tan fuerte, que casi se le salió el corazón apenas lo escuchó. Compartía habitación con otros cuatro chicos con quienes, siquiera había podido tratar, porque la noche anterior, todos estaban ebrios luego de la primera prueba.

Sólo tres de ellos, se mantuvieron como si nada ante el fuerte alcohol que se les sirvió, algunos intentaron huir, otros se golpearon entre sí, algunos se desmayaron y, sólo él y, un tal Hwang Hyunjin y el hijo del oficial más alto, Park Jimin, el tipo menos agradable en toda la situación. Ya se les había explicado claramente que, tendrían que valerse por sí mismos en muchos aspectos, sin quejarse de la comida, escaparse de la casa o, meter a alguna mujer al lugar.

Las reglas eran sencillas, saldrían de la casa cada diez días; dormían, comían y se duchaban juntos; siempre se levantarían temprano y, la regla de oro, la más importante de todas, era no quebrantar el orden ni, la confianza. Para Jungkook todo era sencillo, se había criado con un hombre como su padre que, le levantaba a las cinco de la mañana, entrenaban a diario y, las normas eran algo esencial en su hogar.

-Oh, mi cabeza...-Murmuró uno de los chicos, sentándose en la cama.

Jungkook se hallaba de pie ya, luego de bajarse de la cama de arriba, colocándose el uniforme, rodando sus ojos al escuchar a los otros quejarse.

-¿¡Por qué no callan ese maldito tambor!?, ¡Ya estoy despierto! -Gritó a el único que conocía ahí, Park Jimin.

Park JiMin era un bailarín, mujeriego y, fiestero de Silla. El tormento de el oficial Park, un joven de baja estatura, extrovertido y, extremadamente malcriado, adorado por las jóvenes y, odiado por otras por salir con sus amigas, hermanas y demás. Uno de los jóvenes más apuestos de silla, un buen deportista y, experto bebedor. Prácticamente, podría decirse que, él estaba ahí en contra de su voluntad, porque su padre le había dicho que era su deber, no implicaba que fuera exactamente su sueño. Quería servirle al reino, pero levantarse temprano era demasiado ya para él.

-¿Qué pasó ayer? -Preguntaba otro de los chicos, cayéndose al piso, desde lo alto de la litera, sobresaltando a todos.

Bang Chan, así se llamaba el pobre muchacho que había caído de la cama de arriba, aturdido ahora y, bufando mientras se sentaba en el suelo. Era muy popular entre las mujeres, un competitivo, hábil y algo reservado sujeto que, estaba obsesionado con su propio reflejo.

-Mientras más pronto estemos fuera, más pronto callarán el tambor -Se quejó Jungkook ya vestido, extendiéndole su mano a quien había caído recién de la litera.

-Yo soy Jimin, ¿Tú quién eres? Jamás te había visto -Se presentó el chico de grandes mejillas, mirando a el tercer chico en la habitación que, recién se había levantado.

The Min Dynasty [Min Yoon-Gi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora