La arrogancia en contra de la humildad.
Si eres arrogante, aunque lo tengas todo, estarás solo; mientras que, si eres humilde, incluso aunque no tengas poder, serás parte de la comunidad y representarás a la gente.
El rey Min tiene un corazón endure...
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¡Me parece un completo bastardo!
Tras decir esto, Inés, la hija del rey Kim se fue de la sala, pareciendo completamente furiosa sobre lo incompasivo y tirano que era el hombre con el que se casaría, desapareciendo tras las enormes puertas.
—Disculpéla, Rey Min —Habló la mujer del rey Kim, acercándose con vergüenza por la forma de actuar que adoptó su hija menor— Aun es terca en éstos temas y...--
—No hay problema —Interrumpió el rey, negando con la cabeza para dar tranquilidad a la mayor— Son jóvenes —Dijo acercándose a la que estaba en el suelo— ¿Es verdad lo que dice El príncipe?
El rey levantó el rostro de la costurera en el suelo con su pie, serio, y la castaña asintió repetidamente, con el rostro lleno de lágrimas y la nariz junto a sus orejas, rojas ante tanto lagrimeo, temblando ante la intimidante presencia de El rey.
—Bueno, no puedo cuestionar las palabras de micuñado—Dijo para luego tomar una daga de su bandeja junto a su trono y cortar la soga que ataba las manos de esta, exhalando profundo luego de hacerlo— Vuelve a tu lugar de trabajo, no ha sucedido nada. No quiero que se hable más de el tema.
—Gracias, Su majestad —Dijo aún de rodillas ante este, ahora, con las manos en el suelo y su rostro inclinado, agradecida por estar viva.
—Pero, será mejor que usted, Príncipe. Trate a mis siervos como yo lo indico, trate como quiera a los suyos. Losmíosseguiránsiendoesclavos—Habló para luego volver con las manos tras la espalda hasta su trono.
La castaña costurera se retiró de la sala del trono casi corriendo, sin mirar a nadie y sin detenerse hasta su alcoba, llorando.
— Todo esto fue un mal entendido Yang Mi, para la próxima. NocuestionesalPríncipenianadie, si no, adiós—Habló el tirano con sueño en su mirada al igual que en su tono, evidentemente fastidiado por la situación que la mujer desencadenó.
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