22. Martina

1K 242 42
                                    

Fui a comprar algunas cosas del super y aproveché para comprarle un regalito a Nahuel, no quería llegar con las manos vacías

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fui a comprar algunas cosas del super y aproveché para comprarle un regalito a Nahuel, no quería llegar con las manos vacías. Al salir, era aún temprano para ser domingo, por lo que decidí caminar un rato por la ciudad, la mañana estaba bonita y el clima era agradable, necesitaba un espacio de tiempo para mí misma, para pensar o simplemente estar.

Cerca de las once de la mañana recibí la invitación de Merce para que comamos en su casa, me dijo que había tratado de hablar con Adri, pero no atendía la llamada. Añadió que tenía chismes para contar sobre su cita de la noche anterior, así que con una sonrisa en los labios acepté la invitación en nombre de ambos y regresé a la casa con la idea de avisarle.

A Merce le gustaba buscar el amor en citas que conseguía por aplicaciones para encontrar pareja, a mí eso me parecía una tontería, no concebía que de eso pudiera salir algo real, para mí el amor debía ser más espontáneo que buscado, pero ella lo veía todo diferente. De hecho, estaba empecinada en recordarme que no buscaba amor, sino pasar un buen rato y divertirse, y que, si de paso encontraba algo más, pues bienvenido sea.

Solíamos tener esas discusiones entre risas y confesiones. Merce era la que sabía un poco más de mis intimidades porque por su manera tan despreocupada de ser me sacaba información con facilidad. Al menos había sido así hasta que comenzó esa locura que llevaba con Adrián. Hablar con ella no me daba vergüenza, sentía que era de esas personas que no te juzgaría ni aunque le dijeras que habías matado a alguien, por lo que si podía contar algo, se lo contaba a ella. Y además era confiable, nunca había dicho nada de lo que yo le contaba frente a nadie más, ni siquiera Adri, y no porque yo se lo prohibiera, sino porque ella parecía comprenderlo y respetarlo.

Según ella, a mí me faltaba liberarme, dejar de pensar tanto y sentir más. Y a lo mejor tenía razón, pero siempre es más fácil decirlo que hacerlo, aunque ella lo hacía, pero ella no era yo y ese justamente era el problema. Que en ocasiones era demasiado difícil ser yo.

Cuando llegué a la casa recibí un mensaje de Juanjo, decía que le había gustado encontrarme el día anterior y que no olvidara avisarle cuándo podíamos hablar. Pensé en poner una fecha lo antes posible para que él no se hiciera ilusiones, pero en ese momento no me dieron ganas de responderle, por lo que decidí ignorarlo.

Ingresé a la habitación de Adri luego de dejar las cosas que compré en la cocina. Estaba dormido y me dio pena despertarlo, por lo que esperé un poco antes de hacerlo, preparé algo de comer y luego lo desperté para que almorzáramos y nos preparáramos para ir al cumpleaños de Nahuel.

Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando llegamos a casa de Alana, ella nos recibió con una sonrisa y nos hizo pasar. Todo estaba adornado con globos de colores negro y amarillo, pues el tema de la fiesta era Batman. El pequeño vio a Adri y corrió hacia él con los brazos abiertos. Me pareció una imagen tan tierna que se me arrugó el corazón. Miré a Alana de reojo y supe que ella pensaba lo mismo.

Una chica como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora