Capítulo 56 - Martina

862 207 41
                                    

Al llegar al hospital logré colarme sin que me vieran cuando un grupo de personas ingresó por la Urgencia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al llegar al hospital logré colarme sin que me vieran cuando un grupo de personas ingresó por la Urgencia. Ya no era hora de visitas, pero yo no pensaba esperar hasta la mañana. Merce me había informado las noticias y yo no podía creer que Adrián no me avisara. Ella me dijo que no me pusiera pesada e hiciera lo que me parecía, pero que ella pensaba que debía venir.

Era obvio que debía hacerlo, así que hice la maleta, me despedí de mis amigas y volé en el primer vuelo. Cuando ingresé a la sala, observé a Adrián durmiendo sobre el hombro de Alana, ella también dormitaba, se veía cansada.

—Hola —susurré acercándome.

—Marti, ¿te avisó Adri?

—No... Es un idiota —zanjé—. Me avisó Merce. ¿Cómo está? —pregunté.

—Estable, no tenemos muchas noticias. Entré a verlo más temprano, hoy me dejaron entrar solo una vez, mañana lo haremos dos veces y Adri podrá entrar también a verlo...

La miré con tristeza y le pasé una mano.

—Estás agotada...

—Sí, y muy preocupada...

—Lo sé... Oye... ¿y Adri? ¿Cómo está?

Sonrió y suspiró.

—Tenías razón, Martina...

—¿En qué?

—Cuando me dijiste que si pudieras elegir un padre para tu hijo lo elegirías a él... hasta ahora me doy cuenta de que no mucha gente tiene ese privilegio una vez que el niño ha nacido... Puedo elegirlo y quiero hacerlo...

—¿Lo dejarás adoptarlo? —pregunté con entusiasmo.

—Sí, se lo dije más temprano... He sido egoísta... mi hijo se merece disfrutarlo... ¿Tú estás bien con eso? Formarás parte de la ecuación.

Sonreí.

—Ya te he dicho que sí, amo a Adrián y él ama a Nahuel, por ende, yo también amo a ese niñito que nos tiene aquí en vela...

—Eres genial... Los dos lo son. Adri dijo que estabas de viaje...

—Sí, pero apenas me contó Merce tomé el primer vuelo...

—Gracias...

—No tienes que agradecerme nada... —Me senté a su lado y saqué una almohada de viaje que traía en mi bolsa. La coloqué sobre mi hombro—. Duerme un rato, vamos... necesitas recargar pilas.

Me miró y asintió, se recostó por mí y cerró los ojos. Yo también lo hice y cuando los abrí fue porque me sentí observada. Adrián estaba de cuclillas frente a mí, mirándome como si fuera un bicho raro.

—¿Martina?

—Hola, Adri —saludé y coloqué un mechón de su cabello tras su oreja. Se veía agotado y aun así era guapísimo. Al verlo allí fui consciente de lo mucho que lo había extrañado—. Estoy enfadada contigo por haberme dejado fuera de esto, pero lo dejaré pasar hasta que salgamos de aquí, luego ya veremos...

Una chica como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora