52. Martina

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Me sentía bien luego de mi charla con Macarena, los días pasaron y nuestra amistad se hacía cada vez más fuerte, más bonita

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Me sentía bien luego de mi charla con Macarena, los días pasaron y nuestra amistad se hacía cada vez más fuerte, más bonita. Sofía y Macarena agregaban valor a mi vida con sus distintas formas de ver el mundo, y comprendí que ya no quería ser tan cerrada, que, si le daba oportunidad a la gente, podría encontrar diamantes que le darían más brillo a mi vida. Con el correr de los días acabé contándoles mi historia y compartiendo con ellas todo lo que había sucedido antes de aquel viaje.

—Creo que deberían hablar —comentó Sofía—, no conozco bien a Adrián, solo lo he visto en las fiestas de cumpleaños de Merce, pero me cae bien y además es guapo, guapísimo.

—Yo también pienso que deberías escucharlo... —agregó Macarena—, entiendo como te sentiste en ese momento, pero es el pasado, Marti, debes construir sobre el presente, no sobre el pasado...

Aquello era cierto y yo sabía que teníamos que hablar, de hecho, no consideraba que nuestra relación estuviese rota, solo parecía un paréntesis. No enviábamos esos mensajes todas las noches como si nos quisiéramos recordar que seguíamos allí.

Una tarde que Sofy y Maca salieron, yo me quedé porque Merce y yo nos encontraríamos en una videollamada. Tomé un baño, me preparé un café y esperé a que me marcara.

—¡Hola! —saludó contenta. Estaba en su departamento, sentada en su cama y con un café humeante en su mano. Habíamos quedado en eso, en tomarnos un café juntas a pesar de la distancia.

—¿Cómo estás, Merce? —pregunté.

—Bien, por aquí no hay nada nuevo, bastante trabajo y me he agarrado un resfrío que ni te cuento. Lo bueno es que Jacobo me ha venido a cuidar, ¿lo puedes creer?

Jacobo era su nuevo prospecto, así era como ella lo llamaba. Yo no lo conocía aún, pero ella nos había dicho que era guapo y muy tierno.

—Me parece genial. ¿Ya estás mejor?

—Sí, igual solo pude quedarme en la cama dos días porque tenía que presentar un proyecto en la empresa y no podía faltar. ¿Tú qué cuentas? ¿Cómo van las cosas por allá?

—Bien, el congreso es interesante y he conocido a muchas personas importantes. Hay talleres que nos llenan de tareas, pero tenemos un buen grupo de trabajo con las chicas y los españoles.

—¡Ah, cierto! ¿Cómo de guapo son?

—Muy guapos —respondí divertida—. Mateo es de esos morenos llenos de músculos y tatuajes, y Emiliano es rubito y dulce, tiene cara de niño bueno —añadí—. Son de lo más divertidos. Maca también me cae muy bien, hemos tenido oportunidad de hablar bastante y la admiro muchísimo. Y ni qué decir de Sofy, a ella ya la conoces, es el alma de la fiesta.

—Sí, así es, una nunca puede aburrirse con Sofía cerca —dijo y asentí—. ¿Qué hay de Adri? ¿Has hablado con él? —preguntó.

—No, pero nos escribimos esos mensajes que te comenté... ya sabes... todas las noches encontramos la manera de decirnos que nos amamos...

Una chica como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora