Capítulo 7🎭

19 12 0
                                    

Capítulo siete:

…Narra la autora…

        Cloe estaba un poco mareada, bebió copas de más y no se había alimentado bien durante la noche. ¿Quién está ebrio a las ocho de la noche? Muchos, pero ella también. Patrick le sujetaba la cabeza y apretaba un punto debajo de su nariz. Estaba pálida y todo daba vueltas a su alrededor. Como toda borracha que se pone mal, a moco tendido decía a Patrick que ella no quería morir.

Roland le graba y junto a Daniel se burlaban de ella. Patrick les regañaba, pero no podía hacer nada al respecto. Brigitte le echaba aire con un abanico. Nancy le miraba mientras balbuceaba ofensas como “Floja” o “Ridícula”. Cuando lograron calmar un poco su malestar, entre Patrick y Brigitte le llevaban al cuarto de huéspedes.

Cloe apestaba demasiado, parecía una bodega de licorería. Brigitte le puso una camiseta ancha que le entregó luego de un baño con agua fría. Cloe se quejaba mientras era bañada, el agua cayendo por su espalda era algo molesta.

Su borrachera era algo sin explicación para sus amigos, ella estuvo bebiendo como hombre. Brigitte se sentó en la cama mientras que nuestra chica refunfuñaba porque no quería dormir. Era toda una cascarrabias ebria, peleaba hasta por lo más mínimo. Luego de quedarse dormida, Brigitte salió de la habitación para unirse al grupo.

—No pensé que Cloe fuera así—admitió Daniel—. Llegué a pensar que era una chica más dócil.

—¿Quién eres tú para pensar?—inquirió Patrick, encendiendo un cigarrillo—.Ella amará beber, muchas personas en el mundo lo hacen. Aunque, no sean alcohólicas cuando lo hacen parecen cantina abierta.

—Mch, ella es una idiota— escupió Nancy—.¡Dame cigarrillo Patrick!— dio una larga calada, llevando todo ese humo a sus pulmones.

—¿Cómo se siente la gran Nancy sin su hermoso enamorado? — John alzó su ceja—. Has esperado tanto, que has probado platos ajenos.

_ ¡Eso no es asunto tuyo!— bufó ella lanzándole un hielo recién sacado de su bebida—. En vez de meterte en vida, busca unas tangas en las cual meterte.

—¡Chicos! ¡déjense de vulgaridades! Mi casa es de respeto— dijo Patrick arrebatándole el cigarrillo a Nancy—. Una calada querida. Tú no me pagas los cigarros. Sin embargo, te pago lo suficiente para que mantengas este vicio.

Nancy se levantó y se asomó por la ventana de cristal. Su rostro lucía triste, la situación en su hogar era algo incomoda. El divorcio de sus padres la llevó a muchas cosas que el grupo desconocía. Cosas que dan mucho de qué hablar.

Prefería otro año con sus padres unidos y sin la miseria tocando las puertas de la casa de su madre. Su padre les había dejado sin nada, incluso trabajos en tiempo extras para alguien que acostumbraba a los lujos. Había escogido un camino retorcido, uno de los que son difíciles de salir.

Patrick le llamó para que se uniera al grupo, mientras aún seguían bebiendo baratas cervezas y comiendo las pocas galletas que dejaron dos comelones.

Buscaron un tazón con setenta y dos uvas, doce para los seis miembros en el círculo. En otras culturas se había hecho famosa y Daniel les contó acerca de esa que vivió en uno de sus viajes a España.

Cloe se levantó uniéndose al grupo, todavía lucía la camiseta ancha y un rostro demacrado. Aún estaba un poco ebria, pero estaba mejor. Par de horas de sueño fueron buenas para ella. Brigitte le buscó sus doce uvas y la ayudó a sentarse en uno de los muebles.

Todos se sujetaron de las manos y comenzaron a pedirle a Dios bendiciones. Sonreían entre sí, los inicios de años siempre son nuevos comienzos y oportunidades vislumbrándose en el horizonte. Solo en cuestiones de segundos serían las doce, un conteo y listo, el reloj marcaría las doce.

Bajo reflectores ©️[Completo]✔️Where stories live. Discover now