Capítulo 35🎭

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Capítulo treinta y cinco:

     Era la noche más linda del mes de octubre, casi a finales de mes. El cielo estaba estrellado y la brisa nocturna era la mejor. Habíamos pasado una tarde de maravilla jugando con la niña, puedo jurar que le ha cogido aprecio a James…su papá. Aprovechando que todos dormían y luego de un par de copas de vinos, en el borde de la piscina nos sentamos a ponernos bien al día y hablar lo que en el pasado se cayó.    
      
  James me hablaba del verdadero motivo por el que no luchó por nuestra relación. Menuda manera de caer bajo en este mundo. Mis padres y sus estúpidos prejuicios, ni que fueran tan buenas personas. Dos lenguas venenosas, esos lograron que yo me alejara de él y todo el tiempo pensé que nuestra ruptura le importaba poco.

Lloraba, su brazo estaba por detrás de mis hombros dando consuelo. Debía disculparme, no es que le hice algo directamente, pero no quería estar con él por esos motivos.

Me sentí bien con el roce de su cuerpo, unas ganas de besarlo que me hacían explotar.

Leyó mi mente, en una de esas miradas cruzadas me robó un beso desesperado. Su sabor era a vino, embriagarse por probar sus deliciosos labios sería lo mejor. Sentí que la ropa estorbaba, pero aun no separé nuestras bocas. Sus movimientos me hacían querer más y más, también me demostraban que él me necesitaba.

Me levanté del frente de la piscina, quería nadar desnuda. El vestido que llevaba puesto fue subiendo, poco a poco dejaba ver mi ropa interior Dior. Quité mi sujetador y bragas, eso hizo que sus ojos brillaran como los de un niño. Me lancé al agua, estaba perfecta con la temperatura.

—¿No vienes?—pregunté después de sacar la cabeza.

—¿Estas seguras? Tal vez te desmayas si me ves desnudo.

—Quiero arriesgarme—elevé una ceja de forma sensual y mi tono salió como yo quería.

Comenzó a quitarse la camiseta de rayas delgadas, mostrando su definido pecho. Sus brazos tenían letras en árabes tatuadas, importante, estaban grandes esos brazos. De forma lenta, estilo película americana zafó el cinturón, luego el botón seguido de la cremallera. Bajó su pantalón lentamente, su calzón gris marcaba el paquete que cuidaban, uno muy bueno. Se lanzó al agua así, no se valía porque yo no llevaba nada.

—No se vale— dije pegándome a él—. Yo estoy desnuda.

—Lo sé, pero eso le da diversión al asunto.

—¿Diversión?

—Sí, porque el calzón me permite acariciarte la entrepierna sin que el mini James se interponga— su voz estaba ronca, además, me susurraba dejando besitos en mi cuello.

—Pero el mini James no será problema— fue lo último que dije antes de darle un beso salvaje con mordidas.

Sujetó mis muslos, envolviéndose en mis piernas. Con sus manos me apretaba, tan fuerte que me hizo soltar un pequeño gemido con sus labios cerca.

Puse mis manos en su pecho, acariciándolo con la puntica de los dedos. Dejé sus labios para acercarme a su oído, le susurraría miles de cosas como: “Hazme tuya”, “el agua necesita sabor a sexo” “mi cuerpo te necesita”. Sus ojos me devoraban como un tigre a su presa, perfecto para excitar a cualquier loca que ame los hombres salvajes.

Algo duro estaba comenzando a sentir, el calzón creo que estaba estorbando demasiado. Aguanté la respiración y me sumergí, quería quitárselo yo mismas. Luego los lancé fuera del agua, asi que ya su erección era asunto mío. Lentamente fui acomodando la punta en la grieta de mi miembro, eso hizo que él me apretara duro contra la piscina metiendo todo de un halón.

Un grito ahogado salió de mi boca, acompañado de un apretón en sus hombros por mis uñas. Había que pagar por dejarme los ojos en blanco, un precio que él está dispuesto a aceptar, lo sé. Mientras me penetraba gemía bajito en su oído, tenía miedo de despertar a los empleados y a la pequeñuela traviesa. No sé cómo explicar cuando dos adultos están en la piscina sin bikini. Que por cierto, esta agua se comienza a cambiar hoy mismo.

James puso su rostro cerca del mío, sin dejar de soltar el agarre que había retomado después de que le bajara el calzón.  Susurró con sus labios pegados a los míos un “te necesitaba, tuve que darle la vuelta al mundo para darme cuenta de lo que perdía”. Puso su mano en mi espalda halándome hasta él, eso provocó que emitiera un leve gemido.

Su miembro aun estaba dentro de mí, él se movía fuertemente. El agua estaba alborotada, supongo que si la tomaba sabía a culos sudados. Sacó bruscamente su miembro, para luego sentarme en el frío borde de la piscina. Acto seguido imitó mi accionar. Tomé su mano y juntos corrimos hasta una de las tumbonas de la piscina. Nuestros cuerpos estaban llenos de góticas, la frialdad nos castigaba por causa de eso. Pero, su cuerpo sabroso iba a hacerme arder.

Se acostó y yo me senté encima de él, rozando con mi rajeta la punta de su miembro. De vez en cuando solo dejaba entrar parte corta de su paquete. Cada vez era más, más profundo dentro de mí. Dejé los movimientos lentos para buscar mucho más placer. Aumenté el ritmo de mis caderas, superaba a cualquier bailarina de la danza del vientre.
Mientras brincaba sujetaba mis senos, me estaba doliendo el movimiento que ellos estaban haciendo. Sin embargo, James apretaba mis caderas, sus dos pulgares hacían una presión intensa dejando colorada esa zona.

Suavemente bajé del pedestal que le cuelga y acerqué mis labios a su pecho hermoso. Con besitos mojados fui bajando por su abdomen, él comenzó a dibujar una sonrisa atrevida en su rostro.

Mis codos estaban apoyados en la tumbona y mi trasero estaba elevado, haciendo la pose que tanto el ama. Quedé justo delante de su miembro, tenerlo en la boca fue cuestiones de segundos. Con la lengua apretaba levemente el huequito en su punta y verlo poner los ojos en blanco por esa sencillez fue lo mejor. Fui incorporando su punta en mi boca, chupando ese contorno de su cuerpo.

Sus ojos estaban en blanco y sus manos en mi pelo, sujetándolo hasta sentir que mi cuero cabelludo iba a ser separado de mí. Leves gemidos se escaparon de su boca, dándole placer a mis oídos. En el sexo es sabroso recibir placer, pero esa sensación de hacer a la otra persona retorcerse porque lo que le haces le gusta es cien veces mejor. Él no me miraba, tenía la cabeza echada para atrás mientras se la chupaba.

Con una mano sujetaba el inmenso miembro lleno de venitas, tenía un grosor que sería difícil de olvidar una vez dentro. Con la otra mano acariciaba su escroto, haciendo el mejor trabajo con la boca. Llegué hasta mas no poder su miembro a mi garganta, logrando que mis ojos se aguaran por todo lo que entraba.

—No te detengas…—dijo casi ahogado, ronco prácticamente, con su pecho agitado.

—No, definitivamente no haré eso.

Estaba acostada en su pecho, aun mi respiración estaba agitada. Esa sensación de estar desnuda con la persona que amas, viendo las estrellas fue una idea sensacional. La mano de James acariciaba mi espalda, yo por mi parte con una mano daba delicadas caricias.

—Había olvidado lo que se sentía tener sexo enamorado— bromeo apretándome contra él.

—¿Qué evaluación me das?

—De cien, te doy tres mil.

—¿Por qué tres mil?

—Porque no pude saborear la babosa, te la metí en la piscina y luego tu solo comiste pepino.

—Bueno, en la próxima, pruebas el molusco.

—¿Habrá próxima? — preguntó con picardía y yo solo me quedé callada—.¿Quieres iniciar una relación?

—¿Viviremos juntos?— me encogí de hombros elevándome un poco.

—¿Tú quieres?—asentí—. Entonces ahora somos pareja, ¿Cómo le diremos a la niña?

—Juntos lo haremos, le diremos que tú eres su papá. Pero, esperemos un tiempo más.

No se porqué, pero nuestras relaciones empiezan después de un polvo.

…Fin del capítulo…❤️

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