Bajo reflectores ©️[Completo]✔️

Capítulo 22🎭

A partir del capítulo pasado hasta el capítulo "aún no se" aproximadamente narrará la autora. Voy a hacer narraciones juntas y un personaje no puede opinar acerca de algo que no ve, estaría muy mal. En fin, se acerca lo que todos esperan. El:

Capítulo veintidós:

        Luego de un cansado polvo fueron juntos a esperar el amanecer, algo que ella ama hacer. Lucía un camisón que le dió su novio para que pasara la noche y unos pijamas que le quedaban extremadamente grandes. Él en cambio hizo que su musculatura se marcara con el pijama rojo más apretado entre toda su ropa.

Era solo la una de la mañana. Un vino y la brisa fresca de las madrugadas de Manhattan era fenomenal. Una buena compañía hacia que el paquete estuviese completo.

—Si tuvieras una hija ¿Cuál sería el nombre?—preguntó Cloe divertida.

—Dijiste algo mal—dijo él acomodando encima de sus muslos las piernas de su novia.

—Solo te hice una pregunta—hizo una pausa y movía sus labios de un lado a otro—. ¿Qué diría mal?

—Dijiste “Si tuvieras una hija”—hizo énfasis la frase completa—. En realidad es, "si tuviéramos una hija".

Ella rió divertida después de que él terminó la frase— ¿Qué te asegura que tendremos un futuro juntos?

—Esto—señaló su pecho con su mano—. Mi corazón te lo asegura.

—¿Y si el destino nos separa?

—Me aseguraré de buscarte y unirte a mí-—besó la frente de su novia, dejando el sello de sus palabras.

Su corazón quería salirse, nunca había escuchado palabras tan lindas. Nunca había tenido un novio que dibujara tanto su realidad, quitándole las cosas feas que tiene el mundo donde vive. Ella tomó su celular, quería guardar en una foto ese momento porque ver el alba con James era algo que no pasaba todos los días. El chico hacía gestos raros, buscando la sonrisa de su novia y dejar fotos que hicieran reír de nostalgia si algún día no estaba en ese mundo.

Una estrella fugaz cayó, dejando ilusión en Cloe <<Deseo que todo lo bueno en mi vida sea eterno>>. Su novio en cambio la miró como un suceso astronómico, un real rompe ilusiones.

Ella le observó, separándose del abrazo que los unías. Tomó su mandíbula y con dos dedos apretó su boquita para luego darle un beso. Se dio vuelta y volvió a unírsele en el abrazo.

— ¿Qué fue todo eso?— preguntó el chico confuso.

—Un beso… ¿quería darte un beso?—reprochó ella con los ojos en blanco.

—Pero es que los besos no se dan así—afirmó él.

— ¿A no? ¿Entonces cómo se dan los besos?— inquirió divertida ella.

Él agarró su mandíbula, uniendo en un sagrado beso sus labios. Guiaba el beso perfecto, mordisqueaba un poco y acariciaba su cabello. Luego de su mentón pasó una mano por detrás de su espalda y otra en su cuello adolorido por lo que ocurrió hace una hora aproximadamente. Regaló par de picos antes de despegarse de ella, aunque en el fondo quería quedarse así para toda la vida.

—¡Aprende a besar!—bromeó dejándola a un lado para que pudiera coger aire.

—Te retaré más a menudo—dijo ella un poco sofocada—. ¡Menudo beso!

James se sentó entre sus dos piernas, quedando bajito en el suelo. Ella acariciaba su cabello, logrando que quedara como bobo sobre sus muslos. Disfrutaba de verlo dormir, un mes atrás nunca imaginó que eso pasaría. No llegó a pensar que aquella pequeña aventura iba a garantizarle su cariño y mucho menos de que ahí saliera un afecto inmenso. Se llevaban como un matrimonio de cien años, pero en el amor no es el tiempo sino la química, eso nunca falla.