|Capítulo 5: Anhelos del alma|

51 16 109
                                    

En cada aliento, en cada suspiro del viento, el Ha habla con la voz de aquellos que vinieron antes que nosotros, tejiendo la historia de nuestra existencia con hilos de memorias eternas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En cada aliento, en cada suspiro del viento, el Ha habla con la voz de aquellos que vinieron antes que nosotros, tejiendo la historia de nuestra existencia con hilos de memorias eternas. 

Región Vikeesh, tierras de Kihoi

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Región Vikeesh, tierras de Kihoi.

La noticia de «La tragedia de Zjarr» se esparció con furor, traspasando los vastos mares que separaban los continentes de Storág y Armedus de Minaret, Campesia y Duránce. El impacto fue acelerado debido a que el involucrado de tan desafortunado suceso era el estudiante más destacado de ese ciclo en la renombrada Gran Academia de Savva.

El silencio del Consejo Supremo sólo intensificó el desconcierto y las especulaciones.

Por otro lado, el comunicado oficial emitido por orden del Leier Rahidar Dare, aunque breve, fue suficiente para exacerbar los ánimos de cientos de oriundos. Las palabras escritas en tinta negra sobre el pergamino desencadenaron una mezcla explosiva de emociones en la población de Zjarr. Asimismo, en los terrenos de las distintas regiones, en los mercados ruidosos y en las tabernas repletas de personas, se compartían sus teorías y especulaciones.

Entre los afectados por la noticia se encontraba Virav, cuyos ojos revelaban una tempestad de agitaciones ocultas. Sus labios temblaron con ligereza mientras sostenía el pliego, provocando que el pulso se acelerara y la respiración se tornara intermitente.

Abrumado por las ilustraciones de la tragedia, corrió a su hogar.

Allí, una vez que se encerró en su habitación, las lágrimas fluyeron con libertad. Apoyó la espalda en la puerta tras trancarla, dejando que las manos temblorosas se dirigieran a su cabello alborotado. Se permitió caer hasta sentarse en el suelo.

Al cabo de unos minutos, se limpió las mejillas húmedas.

¿Quién habría supuesto que el repugnante sueño sanguinario volvería a aflorar en su memoria con apenas ojear acerca de esas muertes? Virav asumió que esos terribles recuerdos quedarían atrás al regresar a Kihoi; se equivocó.

Aunque desconcertado, dio una profunda inhalación, contando hasta diez en un intento de apaciguar su agitada conciencia. Tras recomponerse, se levantó y se dirigió a la cama, donde Rhunnad descansaba con la barriga hacia arriba. Se abrió paso con lentitud para acurrucarse junto a él. La presencia reconfortante de Rhunnad no aminoraban los miedos que persistían en él, pero apaciguaba con creces sus ansias.

|Una memoria perdida|Where stories live. Discover now