|Capítulo 20: Soluciones desesperadas|

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A través de las eras, él siempre mantuvo la certeza de que la humanidad alcanzaría las cumbres más altas del entendimiento sobre el Ha

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A través de las eras, él siempre mantuvo la certeza de que la humanidad alcanzaría las cumbres más altas del entendimiento sobre el Ha. Era como si hubiera vislumbrado un futuro donde la humanidad trascendería los límites de lo imaginable... ¿Vio más allá de lo que yo he podido? ¿Cómo?

Cárceles subterráneas de Savva, tierras de Zjarr

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Cárceles subterráneas de Savva, tierras de Zjarr.

El eco de los pasos de los guardias retumbaba en las paredes de lithraza de las cárceles subterráneas, ubicadas bajo la edificación gubernamental de Savva. Acompañando tales sonidos, se filtraban voces lejanas y risas estruendosas, como si el mundo exterior se burlara de la desesperación encerrada en aquellos lóbregos recovecos.

Vine'et separó los párpados, cansado.

Se fijó en el techo agrietado y cubierto de moho.

Había perdido la noción del tiempo después de pasar su primer ciclo en ese lugar.

Las marcas en las paredes y las pequeñas aberturas en la celda se convirtieron en su único punto de referencia en medio de ese oscuro abismo. Sin embargo, esas pequeñas distracciones se desvanecían ante las presencias de los guardias. Los percibía antes de verlos. Sabía lo que vendría a continuación: manos ásperas que exploraban cada centímetro de su cuerpo, buscando satisfacer sus deseos más bajos y mundanos.

En esos momentos, cualquier excusa para apartar la mente de la realidad sofocante era bienvenida.

Con el avanzar de los meses, Vine'et memorizó los rincones de su celda, no sólo por la forma y tamaño, sino también por las características únicas que la experiencia le enseñó. Sabía dónde se producían las filtraciones de agua, que le proporcionaban un breve alivio del intenso calor. También era consciente de las áreas donde las estructuras estaban cediendo, mostrando signos de deterioro y desesperación, al igual que él mismo.

Aprendió a leer el paso del tiempo a través de los cambios en la iluminación de las pequeñas aberturas.

Cuando el sol se filtraba por ellas, el interior de la celda se volvía momentáneamente un poco más brillante. Empero, cuando el anochecer caía y las sombras se adueñaban de su confinamiento, una oscuridad aún más profunda parecía envolverle el alma.

|Una memoria perdida|Where stories live. Discover now