|Capítulo 35: Caos y desesperación, parte I|

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Sí, volví a equivocarme

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Sí, volví a equivocarme. Error tras error; sigo aquí. Cada paso parece llevarme de regreso al mismo punto de partida.

 Cada paso parece llevarme de regreso al mismo punto de partida

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Nación Vikeesh, tierras de Kihoi.

Los pensamientos de Virav fueron eclipsados por un inesperado temblor.

La superficie se sacudió con ímpetu y los agudos gritos de alarma que se elevaron en el exterior de la oficina. Se puso de pie con apresuramiento, su respiración se agitó y su pulso se aceleró en un soplo. Se precipitó al amplio ventanal y se asomó, observando con ansiedad la escena que se desarrollaba fuera: nativos y soldados corrían despavoridos. Sin dudarlo, saltó a través de la abertura, y agarró el brazo del primer soldado que encontró a su paso.

—¡¿Qué está ocurriendo?! —cuestionó con evidente preocupación.

—¡Las Grandes Naciones están bajo ataque, Leier Virav! —informó el individuo, exaltado—. ¡El jefe Suna ha ordenado movilizar refuerzos hacia las fronteras!

El corazón del mencionado se contrajo en su pecho ante la noticia, paralizándolo. De repente, una vigorosa corriente de Ha lo envolvió, provocando que su cuerpo se tensara y su mente se llenara de confusión. Reconoció esa esencia abrumadora, pero ¿de dónde provenía? ¿De sus sueños? ¿De su propio ser? No estaba seguro.

El tiempo pareció ralentizarse.

Las alertas comenzaron a circular a través de los sellos de comunicación, advirtiendo que no se enfrentaran al Guerrero Oscuro. Se decía que era un individuo poseedor de una vasta cantidad de Ha y que portaba una máscara oscura con korus grabados y de cabellos blanquecinos, por lo que era fácil distinguirlo. Virav escuchó las advertencias mientras aún estaba de pie en las calles de Vikeesh, pero las palabras se mezclaban en su cabeza y le resultaba complicado entender con precisión lo que decían.

Pasaron largos minutos antes de que reaccionara por completo.

Sin perder más tiempo, comenzó a correr hacia su hogar con una urgencia palpable. Se movía con agilidad, esquivando a los nativos caídos en su camino, brindando ayuda a los que podía.

|Una memoria perdida|Where stories live. Discover now