Capítulo 13

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- Voy, ya voy - le respondo mientras intento abrir los ojos y ponerme de pie.

Cuando abro los ojos, lo que veo me deja tan absorta que casi no puedo moverme, me quedo allí paralizada mirando un palacio gigante que parecía haber salido de una película de Disney, con un jardín que se extendía hasta él, decorado con luces y un camino de flores blancas, con un montón de mesas y sillas a juego. Era simplemente increíble. Cuando la madre de Addo dijo que había reservado un sitio, pensaba en cualquier cosa menos en esto.

- Subhanallah, qué bonito - escucho decir a mi madre, que está tan sorprendida como yo.

Mi hermano y yo nos acercamos al palacio y, una vez dentro, quedamos aún más sorprendidos. Cada rincón estaba cuidadosamente decorado, con detalles elegantes.

Al entrar, lo primero que veo es una enorme escalera que se extiende desde la puerta principal hasta las paredes del final de la habitación, un suelo de mármol que gritaba elegancia. Seguimos caminando y entramos a la cocina, la cantidad de comida y personal que había era impresionante, había gente por todos lados, caminando de aquí para allá.

- ¡Hola a todos! - dice la madre de Addo entrando a la cocina.

- Alice, ¿cómo estás? - la saluda mi madre con un abrazo, ya parece que se conocen de toda la vida.

- Bien, muy bien, ¿y ustedes? ¿Qué tal el viaje?

- Muy bien, alhamdulillah.

- Yasmine, ¿cómo estás, cariño? - dice saludándome con un abrazo - ¿Cansada, verdad? Arriba a la derecha hay una habitación libre, si quieres dormir un ratito - dice sin darme tiempo a responder, se le ve que está súper emocionada.

Cojo mi bolso y voy escaleras arriba, buscando la habitación que Alice me dijo que estaba libre, pero hay como mil habitaciones por pasillo, pasillo que no parece tener un final, por cierto.

Abro la puerta de las que estaban casi al final y nada, estaba cerrada, así que decido hacerlo al azar, la que abra será la mía.

Voy a intentar abrir la puerta del final, la intento abrir y voilà, la abro y entro. Veo que la cama es gigante, mejor dicho, toda la habitación es gigante, este sitio no deja de sorprenderme.

Y razón tenía.

Dejo mi bolso en la cama y me acuesto en ella, es súper cómoda, de esas camas en las que con solo sentarte te entra el sueño.

Poco a poco, las preocupaciones y los pensamientos del día comienzan a desvanecerse y empiezo a quedarme dormida.

Pero justo cuando estaba a punto de quedarme completamente dormida, escucho el sonido de una puerta abriéndose. El ruido me sobresalta y rápidamente levanto la vista para ver quién es.

No era la puerta principal, era la del baño, y me quedo de piedra.

La confusión y el susto se apoderan de mí cuando veo a un hombre, con una toalla atada a la cintura y secándose el cabello con otra, salir del baño. Mi presión parece descender en picado y mi corazón late con fuerza.

Me levanto de la cama rápidamente e intento recuperar la respiración, me imagino lo peor.

Lo observo desde el otro lado de la cama y veo que se quita la toalla de la cabeza.

Y ahí está él, semidesnudo, con su pelo afro oscuro aún húmedo por el agua y unos ojos oscuros y penetrantes que me observan con sorpresa. Mi sorpresa fue tan grande que mi corazón dio un vuelco. ¿Qué coño estaba haciendo él aquí?

- ¿Qué cojones haces aquí? - le digo a gritos.

- ¿Qué hago aquí? Esta es mi habitación, listilla ¿Qué haces tú aquí?

- No, no, esta es mi habitación. Tu madre me dijo que subiera aquí, y no entiendo qué coño haces tú aquí dentro, pervertido - le digo señalándolo.

- Pervertido - dice riéndose - No dejas de sorprenderme con tu inteligencia, eh. Y no, no soy un pervertido, Yasmine, y esta no es tu habitación, la tuya está al final del pasillo derecho, este es el pasillo izquierdo.

Una sensación de pánico se apodera de mí cuando Addo menciona el pasillo. Entonces, me doy cuenta de que cometí un error. Me equivoqué de habitación. La vergüenza se apodera de mí y solo quiero cavar un hoyo y meterme en él.

- Ay, Dios mío, lo siento mucho. Me equivoqué de pasillo. - digo balbuceando como una estúpida.

- No te preocupes. No pasa nada  - dice con su típica sonrisa, acercándose a mí para intentar calmarme

Me alarmó más al ver que se me acerca sin casi nada puesto.

Mis emociones están en caos, y no sé cómo reaccionar. La situación es incómoda y solo quiero desaparecer en ese momento.

- Lo siento mucho por la confusión. Me voy - digo aún más avergonzada alejándome antes de que se me acerque más

Sin esperar a que Addo diga algo más,
salgo de la habitación
apresuradamente. Mi mente está tan ocupada con mi error que ni siquiera me doy cuenta de que me está llamando.

Al llegar al pasillo derecho, busco mi habitación y, cuando la encuentro, me aseguro de que no haya nadie dentro. Cuando termino, me dejo caer en la cama, sintiéndome completamente abrumada. No puedo creer lo que acaba de pasar.

Horas después de aquel vergonzoso momento, escucho un suave golpe en mi puerta. Al acercarme, veo que es Addo, sosteniendo mi bolso en la mano. Mi corazón late con fuerza mientras trato de mantener la compostura.

- Aquí está tu bolso. Lo siento por haberte asustado antes, de verdad no era mi intención, me había olvidado de que no llevaba camisa.

No puedo mirarlo directamente a los ojos, así que mantengo la mirada baja mientras recibo el bolso de sus manos. Aunque me siento un poco más tranquila ahora que estoy en mi habitación, el recuerdo de nuestro encuentro anterior sigue rondando en mi mente.

- Gracias. Y yo también lo siento por meterme en tu habitación.

- No pasa nada, si querías verme sin camiseta, podrías haber esperado hasta nuestra boda ¿no crees? - ya tardaba en soltar alguna tontería.

- Ugh, no puedes ser más insufrible.

- Solo bromeaba - dice sonriendo.

Y ahí estamos, en medio del pasillo de pie, yo con la mirada clavada en el suelo y él esperando a que diga algo, la situación no para de hacerse más incómoda. Intentando romper el silencio, decido hablar.

- Bueno... Tengo que ir a descansar un poco, no he dormido bien así que... - No sé cómo terminar la frase.

- Ah, no pasa nada, yo ya me iba de todos modos. Hasta luego - dice.

- Adiós - le digo y veo cómo me hace un gesto con la mano antes de irse.

Cierro la puerta detrás de él y me dejo caer en mi cama, sintiendo cómo mi corazón se calma poco a poco. Aunque sigo sintiéndome avergonzada, el sentimiento ya no es tan fuerte.

Un poco después, mi teléfono vibra, lo cojo y es un mensaje de Addo.

Addo: No te preocupes por las personas que vayan a estar en la boda, me aseguraré de que no te hagan preguntas incómodas.

Leo su mensaje con una sonrisa en mi cara. Agradezco que sepa comportarse en momentos como estos y, con ese último pensamiento, me quito el hijab, me pongo algo cómodo, cierro la puerta de la habitación y me acuesto.

**

Holaa, creo que este es el capítulo que más me ha gustado escribir hasta ahora, pero bueno.

Insha'alah os guste 🖤.

Un Giro Inesperado Where stories live. Discover now