Capítulo 15

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Después de que ambos hayamos aceptado casarnos, Addo se levanta y coge mis manos.

- Tengo que darte un beso, en la frente, ¿puedo? - me pregunta en un susurro.

Asiento levemente, dejándome llevar por la situación, y él inclina suavemente la cabeza acercándose a mí y cierro los ojos.

La gente se sienta en las mesas a disfrutar de la comida mientras los niños saltan y bailan al ritmo de la música.

Nosotros hablamos con nuestras familias y amigos de la familia, agradeciendo felicitaciones de parte de todo el mundo.

Después de unos minutos nos separamos para hablar con nuestros amigos. Yo voy a ver a Safa y Mia, que me están esperando sentadas en una de las mesas cerca del río.

- Ayy, estás preciosa, mi amor - dice Safa nada más verme.

- Tú también - le digo abrazándola.

- Voy a llorar soy la única que no está casada - dice Mia lloriqueando

- Jude Bellingham te está esperando - me burlo de ella y hace un gesto ofendido.

Mientras nos sentamos juntas, tratando de disfrutar del momento, me preocupa que en algún momento descubran la verdad. Safa y Mia son mis amigas más cercanas, y siempre nos hemos apoyado mutuamente en todo. Ocultarles algo tan relevante como esto me hace sentir distante y deshonesta con ellas.

Cada vez que escucho sus felicitaciones y buenos deseos, me cuesta sonreír sinceramente, sabiendo que ellas creen que esto es real.

La noche avanza muy rápido, me doy cuenta de que el tiempo con Safa y Mia se está agotando. Las risas y las conversaciones llenan el aire, pero me dicen que tienen que irse; mañana salen temprano de vuelta a sus casas y necesitan descansar. Nos abrazamos y nos prometemos mantenernos en contacto antes de que se despidan y se dirijan al hotel.

Cuando me despido de ellas, miro a mi alrededor y veo que todos siguen disfrutando de la boda; una sensación de soledad me invade.

Con un suspiro, decido dar un paseo por los jardines del lugar. A lo lejos, aún se escucha la música y las risas de los invitados, pero aquí, en la tranquilidad de la noche, puedo encontrar un poco de paz y despejar mi mente.

A medida que avanzo y sigo escuchando el suave murmullo de la música y las risas a lo lejos, me detengo en el borde del río, donde la luz de la luna se refleja en el agua, creando un escenario tranquilo.

Justo cuando me sumerjo en mis pensamientos, escucho unos pasos acercándose, lo que me hace dar un respingo de sorpresa.

Pero al voltear y ver a Addo, mi corazón se tranquiliza. Sin decir nada, se acerca a mí.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunto cuando llega junto a mí.

- Te vi irte antes y se me ocurrió seguirte - dice bromeando.

- Ah, ¿sí? Parece que al final sí que eres un pervertido - digo recordando la noche anterior.

- Bueno, seré un pervertido, pero no voy por ahí metiéndome en una habitación que no es mía - dice sonriendo.

- Touché 

- Y dime... ¿Qué estabas haciendo aquí?

- Nada, solo pensar, pensar en todo esto - le digo mientras toco el anillo.

- Ya veo. ¿No te importa si me quedo a pensar contigo?

- Tú quédate el tiempo que quieras; al final y al cabo, eres mi marido - le miro y me río.

Un Giro Inesperado Where stories live. Discover now