Capítulo 21

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- ¿Y cómo va todo? - dice Yousef al otro lado de la línea .

Eran las 10 de la mañana, Addo estaba en el gimnasio y no volvería hasta más tarde. Por mi parte, ya había desayunado y ahora estaba en el salón con el portátil repasando algunas cosas mientras hablaba con mi hermano por teléfono.

- Bien, todo normal, no ha pasado gran cosa - respondo.- ¿Y mamá y papá? ¿Cómo están?

- Están bien, ayer no paraban de ver las fotos que os habían sacado - dice riéndose.

- Me alegro, no he hablado con ellos desde que me fui.

- No te preocupes, están bien, ya hablarás con ellos - dice intentando reconfortarme.

- ¿Y tú qué haces? ¿Sigues con el mismo caso?

- No, ya terminamos. Después de las pruebas, al final se comprobó que la pobre sí sufrió abuso. Los familiares se enterarán esta tarde. A mí ya me asignaron otro caso y la semana que viene me voy a Londres - dice, sorprendiéndome.

- Vaya, debe ser un alivio para la familia saber que se hizo justicia - respondo, sintiendo pena por la pobre niña que pasó por todo aquello.

- Sí, ha sido difícil, pero valió la pena. Saber que pudimos hacer justicia por ella y su familia es lo que realmente me importa - dice Yousef con sinceridad.

Cada vez que hablaba con él sobre sus casos, podía percibir el compromiso en su voz y la empatía que sentía por las personas. No solo se trataba de ganar casos o alcanzar reconocimiento profesional, sino de marcar una diferencia real en la vida de aquellos que habían sido víctimas de ese tipo de cosas.

- ¿Y cómo van las cosas con Addo? - me pregunta, cambiando de tema.

- No ha pasado nada, todo está muy tranquilo - respondo cuando escucho la puerta abrirse.

- Bien, ya sabes que me puedes llamar  si necesitas algo - dice Yousef.

- Sí, no te preocupes, lo haré - le digo, viendo cómo Addo entra a la cocina. - Bueno, te llamo después.

- Vale, adiós, cuídate - dice antes de colgar.

Después de colgar, miro la hora y son la una. Cierro el portátil y lo pongo en el sofá para ir a saludar a Addo.

- Hola - digo cuando entro por la puerta de la cocina.

- Hola, ¿con quién hablabas? - pregunta mientras saca una botella de agua de la nevera.

- Con mi hermano.

- Ah, ¿y sigue odiándome? - pregunta y no puedo evitar reírme.

- Te sigue odiando, pero no como antes. Si eso te consuela - respondo mientras él intenta hacerse un sándwich.

- No sé cómo sentirme al respecto, la verdad - dice mirándome.- Comiste algo?

- Si, y también le di de comer a Scar - digo y veo como lucha por cortar bien los tomates y se le terminan callendo al suelo.

- Espera, déjame ya te hago yo el sándwich - Digo quitándole el cuchillo

Addo asiente y se va a ver a Scar. Con una sonrisa, mientras preparo el sándwich  procuro armarlo bien. 

Después de unos minutos, voy al salón con el sándwich terminado y se lo doy a Addo.

- Aquí tienes - digo esperando su opinión

- Gracias - responde Addo, tomando el sándwich y dándole un mordisco. - Está muy bueno.

Después de unos minutos, mientras Addo hablaba por teléfono con uno de sus amigos, decidí aprovechar el momento para ir al invernadero, algo que había ansiado ver desde que llegué . Al entrar, quedé completamente asombrada, el lugar era simplemente precioso, rebosante de una variedad de flores: margaritas, tulipanes, narcisos, lirios y muchas otras más. El olor intenso llenaba el aire, pero era agradable.

Un Giro Inesperado Where stories live. Discover now