Capítulo 14

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Me despertó el insoportable sonido de la alarma, rompiendo bruscamente el silencio de la mañana.

Mis párpados se abrieron lentamente, y mis ojos lucharon por adaptarse a la luz tenue que se filtraba por las cortinas. Sentí un ligero desconcierto.

Extendí mi mano hacia la mesita de noche, buscando desesperadamente el botón de "snooze" para ganar unos minutos más de sueño, pero mis dedos no encontraban su objetivo.

Con un suspiro, me arrastré por la cama y finalmente apagué el persistente sonido de la alarma.

Mientras dejaba escapar un bostezo, mi mente comenzó a despertar lentamente, recordando todo lo que tenía que hacer hoy.

Veo en la alarma que son las 7 de la mañana y decido levantarme para darme una ducha y rezar.

Cuando termino de rezar, escucho que alguien toca la puerta, me levanto rápidamente y voy a abrirla.

- Buenos días, mi amor. ¿Cómo has dormido? - me pregunta mi madre dándome un beso en la mejilla.

- Sigo un poco cansada, pero no tanto como ayer.

- Vale cariño, baja a desayunar que después te tienes que poner henna y maquillarte - dice mientras me coloca el velo - la gente va a empezar a llegar a las 12 así que date prisa - y con eso último se va.

Vuelvo a cerrar la puerta para vestirme y bajar a desayunar. No sabía qué ponerme; tenía dos conjuntos de abayas que no me cabían en la maleta y los puse en mi bolso, y debía elegir entre esos dos.

Al final, terminé escogiendo una que tenía la parte de arriba verde y la parte de abajo blanca con su velo a juego.

Cierro la habitación y bajo las escaleras, no sabía muy bien dónde estaba el comedor así que tenía que buscarlo. Gracias a Dios estaba nada más pasar la cocina y ahí estaba mi hermano y otro chico que no conocía.

- Buenos días - dice mi hermano nada más verme.

- Buenos días - le contesto sentándome a su lado.

- Hola - me dice el chico sentado frente a mi hermano, que parecía tener unos 17-18 años.

- Buenos días, ¿y tú quién eres? - le pregunto y me extraño porque los invitados no iban a venir a esta hora.

- Soy el hermano pequeño de Addo, ¿no te ha hablado de mí? - me dice confundido.

Addo sí que me había contado que tenía un hermano pequeño, pero no sabía cómo era.

- Ahh, ¿Malik? Sí, sí me había hablado de ti pero no sabía cómo eras, por eso no te reconocía.

- Sí, Malik, y tú eras Yasmine ¿no? - dice.

- Sí, Yasmine - le digo riendo.

- Un placer, Yasmin - me dice.

- Igualmente.

Pasamos un rato charlando entre los tres hasta que un hombre se acerca a nosotros con platos de comida en sus manos; por su vestimenta, supongo que es mayordomo. Nos deja tres platos con pancakes con miel y un vaso de lo que parece ser zumo, y se va.

Cuando terminamos de comer, una chica me llama para prepararme. La sigo hasta el segundo piso donde está la habitación donde me van a ayudar a estar lista.

Cuando entro por la puerta, encuentro a mi madre y a Alice charlando junto con otras señoras. Las saludo y me siento en la silla donde me van a maquillar y poner henna.

Se supone que todo esto iba a durar unas tres o cuatro horas, pero con las risas y las conversaciones entre todas las que estábamos en la habitación, el tiempo pasó volando.

Cuando llegó el momento de ponerme el vestido, me sentía ¿emocionada? No sabía cómo llamar a este sentimiento. Las mujeres me ayudaron a ponerme con cuidado el vestido y el velo.

A medida que me miraba en el espejo, sentí una mezcla de emociones. Aunque sabía que esta boda era falsa y que no había amor romántico involucrado, el proceso de prepararme para ella había sido divertido.

Mi madre y Alice no paraban de llorar y decirme que me veía preciosa; lloraban tanto que las mujeres les pidieron que se marcharán de la habitación porque podían estropear el maquillaje.

Después de colocar las joyas y el velo una vez más, me levanto y me dirijo a la puerta. Estaba lista para salir cogida de la mano con un tío que conocía desde hace menos de dos semanas. Que emoción

Salgo de la habitación, primero cogida de la mano de una de las chicas del vestuario, porque si no iba a salir rodando por las escaleras. Y al final de las escaleras estaba Addo con su traje negro básico, pero bonito. Cuando bajo el último escalón, la chica me suelta del brazo.

- Gracias - le susurro antes de que se vaya.

- No pasa nada preciosa - me dice guiñandome un ojo.

La sala estaba vacía, a excepción de nosotros dos y el personal de servicio. Era un momento de tranquilidad antes de enfrentar a la multitud.

Me acerco a Addo y me esfuerzo por mostrar una sonrisa radiante. Teníamos que actuar como si estuviéramos enamorados y hacernos cumplidos el uno al otro. Era parte del juego.

- Hola - digo con una sonrisa forzada, intentando parecer genuinamente feliz. - Estás impresionante con ese traje - le hago un cumplido sincero, al menos en cuanto a su apariencia.

- Tú también estás increíble - me susurra al oído y puedo sentir su aliento a través de la tela del vestido. Intento mantener la compostura y sonreír por el cumplido.

Addo me toma de la mano y me acerca a él, aparentando que estamos completamente enamorados. No puedo evitar sentir cierta incomodidad.

Caminamos juntos hacia la puerta gigante que da al jardín, donde todo el mundo estaba. Al llegar a la puerta, Addo detiene nuestro paso por un momento y me mira a los ojos.

- Estamos juntos en esto, ¿de acuerdo? - murmura Addo, apretando suavemente mi mano.

Asiento con una sonrisa, se abre la puerta y entramos juntos al jardín, donde una multitud de personas nos espera con aplausos y felicitaciones. Es difícil no sentirse abrumada.

A medida que nos acercamos a las típicas sillas de boda del novio y la novia, donde se firmaban los papeles, veo cómo mi hermano y la hermana de Addo están sentados al lado de nuestro, eran nuestros testigos.

Noto cómo las miradas de los invitados se posan sobre nosotros. Familiares y amigos, todos emocionados de vernos; entre la multitud, veo a Mia y Safa, las dos llorando de la emoción.

Addo y yo nos paramos frente a todos, para después sentarnos. Mi hermano me aprieta la mano, es su manera de decirme que me tranquilice.

Miro a Mia y Safa una vez más y sus lágrimas de emoción me conmueven. Ellas son mis únicas mejores amigas, y aunque no pueden saber la verdad sobre este matrimonio, sé que están genuinamente felices por mí. Eso me da un poco de consuelo en medio de todo esto.

En cambio, no me atrevo ni a mirar a mis padres porque sé que si los veo voy a romper a llorar delante de todos.

El hombre encargado de la boda comienza a hablar, pronunciando palabras sobre la importancia del amor y el compromiso en nuestra religión, mientras Addo y yo nos miramos a los ojos.

Pasados unos segundos, pronuncia la famosa pregunta.

- Addo Olowe Walker, ¿aceptas a Yasmine Ali Latif como tu futura esposa? - dice el oficial.

Addo me mira con una sonrisa genuina y asiente con confianza. - Acepto - responde con seguridad en su voz cogiendo mi mano para ponerme el anillo.

Es mi turno. Trago saliva.

- Yasmine Ali Latif, ¿aceptas a Addo Olowe Walker como tu futuro esposo? - pregunta el oficial.

Siento un nudo en la garganta, pero respondo con la mejor voz que puedo lograr. - Acepto - digo con una sonrisa forzada mientras le coloco el anillo.

Y el lugar estalla con aplausos y gritos.

Un Giro Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora