capítulo 34

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El sonido del teléfono vibrando me saca abruptamente del sueño. Gruñí con frustración mientras intentaba encontrar el teléfono  entre las sábanas. Cuando finalmente encontró el teléfono entre la penumbra de la habitación, intento enfocar mi vista en la pantalla para apagar la alarma. Apagué la dichosa alarma con un suspiro y me permití quedarme unos minutos más en la cama. Me sentía agotada, como si no hubiera dormido en absoluto. El sueño aún pesaba sobre mí, y la idea de levantarme y meterme en el coche a conducir durante horas no parecía muy atractiva en ese momento.

Finalmente, media hora después reuní la energía para salir de la cama. Estiré mis brazos  y bostecé antes de coger las muletas y dirigirme al baño. El agua tibia de la ducha me ayudó a despertarme un poco más, y mientras el vapor llenaba el cuarto de baño, dejé que mis pensamientos fluyeran. Decidí que mi primera parada del día sería la cafetería del hotel. Mi estómago gruñía de hambre, y un buen desayuno era justo lo que necesitaba para empezar bien el día. Antes de salir de la habitación, me aseguré de dejar todo ordenado y recoger mis cosas.

Al salir al pasillo, una ráfaga de aire frío me envolvió de inmediato. En Leeds, el clima siempre tenía ese toque gélido, sin importar la estación del año. A pesar de que estaba bien abrigada, el frío siempre lograba calar en mis huesos. A medida que avanzaba por el pasillo del hotel, apreté un poco más mi abrigo y ajusté la bufanda alrededor de mi cuello. Al llegar a la cafetería, mi primer instinto fue buscar un asiento cerca de la calefacción y tomé el menú que estaba sobre la mesa comenzando a revisar las opciones para desayunar mientras esperaba a que un camarero se acercara.

Poco después una amable señora se acercó a mi mesa para tomar nota de mi pedido. Opté por un  café y unas tostadas con huevo.

Mientras esperaba mi desayuno, aproveché el tiempo para observar el ambiente de la cafetería. El lugar estaba relativamente tranquilo a esta hora, con algunas mesas ocupadas por otros huéspedes del hotel, pero la mayoría eran trabajadores que estaban comenzando su día. Algunos estaban absortos en sus portátiles, mientras que otros compartían conversaciones en voz baja. Finalmente la camarera regresa con mi pedido, y el aroma a café recién hecho llenó el aire a mi alrededor y las tostadas con huevo se veían increíbles. Ese momento fue un pequeño placer para mí. Tras terminar de desayunar, me dirijo al mostrador para pagar y poder porfin hacer el check-out.

Me dirigí al estacionamiento para recoger mi coche, que había estacionado lo más lejos posible de mi casa para evitar ser vista por mi padre o mi madre. Mientras me acercaba al vehículo, sentí la vibración de mi teléfono en mi bolso. Rápidamente saqué el teléfono y vi en la pantalla el nombre de Addo parpadeando. Mi corazón dio un vuelco.

- Bue...buenos días - respondí y sin darme cuenta mi voz sonó un tanto nerviosa.

- Buenos días, ¿Cómo estas? ¿Qué tal tu pierna?- preguntó rápidamente con la voz alegre.

- Muy bien,  ¿y tú? - respondí, aclarándome la garganta.

- Muy bien - dice, y le escucho hablando con rapidez, y el sonido de lo que parecía ser tráfico o el viento de fondo - Por cierto, he notado que Scar te echa de menos. Siempre que pasa por tu habitación, intenta entrar - menciona, continuando con la conversación.

- Qué mono, Seguro está súper disgustado porque solo estás tú - bromeo mientras arrancó el motor.

- Sí, seguro es eso - pausó un momento antes de continuar - No te voy a mentir, yo también estoy un poquito disgustado porque no estás - concluyó.

Su comentario hizo que mi presión  se disparara en un instante. Sabía que estaba tratando de molestarme como siempre, pero no pude evitar ponerme algo roja. 

Un Giro Inesperado Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin