Capítulo 20

299 13 3
                                    


Cansada de sus bromas, ahora era yo la que caminaba hacia él y pensaba que se iba a echar atrás, pero se quedó en su sitio sin moverse. Estaba dispuesta a darle una patada en la pierna cuando él me agarra de la cintura y me deja contra la pared.

- Q... ¿Qué estás haciendo? - digo nerviosa por la cercanía.

- Solo admite que no podías dejar de mirarme esta mañana y te dejo irte - dice mientras coge mis manos y las coloca encima de mi cabeza.

La tensión en el ascensor aumentó considerablemente, y yo me sentí completamente atrapada entre la pared y el cuerpo de Addo.

- Oye, para, esto se está poniendo raro - le dije, intentando mantener la calma y escapar de su agarre.

- Solo dilo, es solo una frase - respondió él, sin soltar mis manos.

La atmósfera se vuelve cada vez más pesada, y siento que el aire se agota. El calor y la falta de espacio hacen que me maree y que la situación se vuelva angustiante.

- Addo, por favor, para, estoy... Estoy sofocada - suplico, sintiendo que la claustrofobia empieza a apoderarse de mí.

Su mano apretaba con fuerza mis manos contra la pared, y su cercanía me hacía sentir aún más atrapada. Podía sentir su aliento en mi cara, y la intensidad de la situación era insoportable.

Finalmente, Addo parece darse cuenta de que ha ido demasiado lejos. Deja caer sus manos y se aleja, permitiéndome recuperar el aliento. La tensión en el ascensor se disipa, pero sigo sintiendo mi corazón latir rápidamente.

Mantengo mi mirada fija en el suelo, Addo intenta hablar, disculparse o explicarse, pero no le presto atención. Siento una mezcla de enfado, frustración y confusión. No sé cómo reaccionar ante lo que acaba de ocurrir.

Finalmente, el ascensor llega a la planta en la que tenemos que bajar. Salgo rápidamente, necesitando el aire fresco para calmarme. Addo me sigue con las bolsas en la mano.

Veo cómo intenta acercarse para calmarme, pero no podía soportarlo en ese momento.

- ¡No me toques! - le grito, retrocediendo rápidamente y apartándome de él. - Necesito respirar solo... Solo aléjate un momento.

Mi voz suena alterada y apenas puedo controlar el temblor en mi cuerpo. Addo se queda paralizado por un momento, y finalmente entiende la gravedad de la situación. Sin atreverse a decir nada, abre la puerta y entro al coche.

Al llegar a casa, entro y subo directamente a mi habitación. Después de un rato, finalmente me tranquilizo. Estos ataques no solían pasarme a menudo, pero cuando pasan son muy fuertes. Decido bajar a tomar un vaso de agua y rezo para que Addo haya salido o estuviera en su habitación. No quería hablar con él ahora.

Bajo por las escaleras, voy por el pasillo hasta que llego a la cocina y gracias a Dios no estaba. Cojo un vaso, lo lleno de agua y me lo trago en segundos. Estaba dispuesta a volver a subir de nuevo cuando Addo me llama.

- Yasmine - ve que me doy la vuelta para verlo y sigue - Lo siento, no tenía ni idea - dice en un tono apenado, dándome el espacio que necesito. - No volverá a pasar, te lo juro, fui un idiota , no sé qué estaba pasando por mi cabeza que no me di cuenta de lo que estaba haciendo.

- Sí, eres un idiota, pero también fue culpa mía por seguirte el juego y no decirte desde el principio que tenía claustrofobia.

- No fue tu culpa, tú intentaste pararme, pero yo no te hacía caso, lo siento muchísimo - Dice, y puedo notar que de verdad lo siente.

- No pasa nada, con que no vuelva a pasar estoy bien - Le digo intentando calmarlo yo esta vez.

- Eso seguro, no volverá a pasar.

Un Giro Inesperado Where stories live. Discover now