Capítulo 17

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Al llegar al aeropuerto, un hombre saluda a Addo y luego nos guía hasta un pasillo, que supongo que es para personas como Addo, con mucho dinero y fama.

Después de pasar el control de seguridad, llegamos a la pista donde estaba el jet de Addo.

Addo me lleva hacia el avión y subimos por las escaleras. En el interior, las luces eran tenues, y había asientos, una mini cocina y mesas plegables.

- Siéntate donde quieras - me dice, y busco un sitio en los asientos delanteros.

Addo se sienta unos asientos más atrás, y me doy cuenta de que está tratando de mantener cierta distancia.

A medida que el avión despega, me siento nerviosa, pero el cansancio me vence y pronto me quedo dormida.

Un rato después, me despierto con un suave toque en el hombro.

- Yasmin, necesito que te pongas la chaqueta y te cubras la cara con la capucha para evitar que te reconozcan. Cuando bajemos, va a haber un montón de paparazzi - dice en un susurro. Asiento y hago lo que me pide.

Cuando aterrizamos, Addo me dice que me ponga detrás suyo y que no me aparte. Cuando el piloto nos abre la puerta del avión, me quedo de piedra; hay un montón de personas con cámaras y micrófonos.

- Dame la mano - dice y me coge de la mano.

Con pasos decididos, empezamos a bajar los escalones. Addo mantiene su mirada al frente, ignorando las preguntas y flashes de los periodistas, mientras que yo intento seguir su paso, manteniendo mi rostro oculto bajo la capucha.

- ¿Addo es verdad que estás casado? ¿Si lo estás, ¿es con ella? ¿Es la misma chica del accidente de coche? - preguntan sin parar, pero Addo se mantenía en silencio, ignorando sus preguntas.

La multitud nos rodeaba, gritando preguntas y flashes de cámaras que cegaban momentáneamente mi vista. Los reporteros intentaban obtener alguna declaración, y Addo solo estaba concentrado en guiarme a través de la multitud, asegurándose de que estuviéramos protegidos en medio del caos.

Finalmente, logramos llegar al área de equipaje. Addo mantuvo su mano sujeta a la mía mientras avanzábamos por el aeropuerto.

Al salir del aeropuerto, nos encontramos con un coche que nos esperaba para llevarnos a su casa. Afortunadamente, no había tantos periodistas fuera, lo que nos permitió subir al coche de manera más discreta.

Una vez dentro, finalmente nos sentimos a salvo del público. Addo soltó un suspiro de alivio, y yo no pude evitar hacer lo mismo.

- ¿Estás bien? - me pregunta preocupado.

- Sí, pensé que iba a ser mucho peor - le digo mientras me quito la chaqueta.

El resto del viaje transcurrió en silencio; ambos estábamos agotados y hablar era lo último que nos apetecía.

El paisaje a través de la ventana del coche cambiaba gradualmente mientras nos alejábamos del aeropuerto y nos dirigíamos hacia Woolton, el lugar donde Addo vivía, que quedaba a unos minutos del campo donde entrenaba.

La casa de Addo estaba un poco a las afueras de Woolton, en un barrio privado según lo que me dijo. Al poco tiempo, se empezó a ver un bosque, y el coche empezó a adentrarse en él. Pocos segundos después, teníamos delante un portón gigante y al entrar se veían un montón de casas modernas con sus jardines y piscinas enormes.

- ¿Qué te parece? - me dice Addo unos minutos después, levanto la vista para mirar a lo que se refería y me quedo con la boca abierta.

Estábamos delante de una casa gigante, blanca con detalles grises, pero la mayoría era toda blanca, con una entrada llena de árboles, plantas y flores, y si mirabas a la derecha veías un invernadero y se podía ver la cantidad de plantas que tenía dentro. Si caminabas un poco más hacia la entrada principal cubierta, veías más plantas y un montón de macetas con flores.

- Esto... Esto es increíble - le digo dándome la vuelta para mirarlo.

- Sabía que te gustaría - Me dice abriendo la puerta.

- Gustar se queda corto - le digo entrando detrás suyo.

Y podría decir que no me sorprende en lo absoluto, pero estaría mintiendo, su casa era impresionante, apenas entro me encuentro con las escaleras y un pasillo a lo que parece ser el comedor o la cocina, la casa tenía flores y plantas por todas partes.

A medida que camino por el pasillo, hay cuadros con fotos de él y su familia colgadas. Y al final del pasillo, una cocina abierta al salón y al comedor, con puertas de cristal que daban a la piscina.

Sigo mirando todo con asombro cuando un suave maullido me distrae, y al volver mi mirada, me encuentro a Addo sujetando a un gato de raza angora turca con heterocromía.

- ¡Qué adorable! - exclamo, acercándome para acariciarlo.

- Sabía que también te gustaría - me dice, me sorprende que no me lo hubiera mencionado antes.

El gato salta al suelo y se aleja, dejándonos a solas.

- Es increíble, todo esto es una locura - comento, refiriéndome a su casa - ¿Y  vives aquí solo, cómo es que no te aburres con lo grande que es?

- No vivo solo, vivo con Scar - responde, y no puedo evitar reír.

- De verdad le has puesto Scar, pobrecito.

- ¿Qué tiene de malo? Scar es un buen nombre - se ofende.

- ¿No has visto El Rey León, verdad? Scar es el villano - le explico, sorprendida.

- Para ser honesto, siempre me gustó más Scar que Mufasa - admite, y lo miro fijamente.

- Pero estás loco, ¿cómo puede gustarte más Scar? Entonces no entendiste nada de la película.

Pasamos unos minutos discutiendo sobre El Rey León como dos locos en medio de la cocina, pero al ver que la conversación no llevaba a ninguna parte y que él no cambiaría de opinión, me rindo.

- Está bien, tú ganas. Ahora enséñame mi habitación, estoy agotada - le digo, desesperada por dejar la discusión atrás.

Lo sigo escaleras arriba y me topo con otro pasillo y este tenía un techo de cristal, esta casa no paraba de sorprenderme más y más. Seguimos caminando hasta una puerta, que supongo que es mi habitación.

- Aquí está tu habitación - me dice abriendo la puerta - Y si necesitas algo por la noche o lo que sea, la mía está al final del pasillo - dice señalando su habitación.

- Vale, gracias.

- No te olvides de bajar a cenar, voy a pedir algo, porque cocinar se me da fatal ¿Que quieres? - Me dice

- Tu gusta el sushi? - Le pregunto, y veo como asiente - Pues pide eso, en un rato bajo.

- Vale, hasta después - me dice y se va a su habitación.

Entro a la habitación y veo que es como la mía en Leeds, con una cama matrimonial, baño y vestidor propio. Cuando entro al vestidor, veo que mi ropa y zapatos ya están ordenados dentro.

Me ducho para poder rezar y me pongo un pijama verde de seda, esos que son oversize en los que no se marca nada, siempre me los ponía en casa y eran súper cómodos.

Mientras estoy en el baño peinándome el pelo caigo en que Addo me puede ver el pelo porque estamos casados, pero me da cosa enseñarle mi pelo. Después de unos meses nos separaríamos y ya no será mi marido, así que decido al menos ponerme una toalla en la cabeza simulando que el pelo está mojado.

Después de salir del baño, decidí explorar un poco más la habitación. En el tocador encontré un organizador enorme con todo mi maquillaje organizado por secciones.

Decidí relajarme en la cama antes de bajar a cenar. Después de todo el caos del día, necesitaba un momento para procesar todo lo que había pasado. No puedo evitar pensar en cómo mi vida ha dado un giro de 180 grados desde que conocí a Addo.

Al cabo de un rato. Me daba un poco de vergüenza ir con toalla en la cabeza, pero intenté ignorarla y seguí bajando las escaleras hasta llegar a la cocina.

Addo estaba sentado en el sofá, mirando su móvil, y ni siquiera se da cuenta de que había entrado.

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Un Giro Inesperado Where stories live. Discover now