Amado Bastardo. [BL]

Capítulo 22: Tú me creerías.

"¡Descarada!, ¡Por cuántos años te mantuve pensando que mi esposa te trataba bien y tu tratarías bien a nuestros hijos!" El hombre ni siquiera estaba dispuesto a detener sus gritos, usó un látigo de cuerpo y azotó directamente la espalda de la anciana para dejar escapar su ira.

No sabía a qué se refería ese demonio cuando le dijo, pero cuando volvió a casa y descubrió que sus hijos estaban perdidos, también escuchó la voz arrogante de esa mujer comentar acerca de sus hijos, refiriéndose a sus pequeños tesoros como "bastardos", hablando de ellos como si solo fueran muñecos de trapo que ocupaban el puesto de jóvenes maestros.

¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atreve a decir eso acerca de los hijos de su esposa?

Estaba paranoico, trajo a todos los sirvientes de la casa y los interrogó, con excusas o no, todos dijeron lo mismo o simplemente decidieron mentirle.

La anciana de buen corazón que cuidó a su esposa cuando estaba embarazada en realidad no quería a sus hijos, los trataría con rudeza, los "educará" con golpes y los insultará siempre que tenga una oportunidad. ¿Lo más divertido de todo? Era que nadie se atrevió a decir nada, la sirvienta mayor actuó como la dama de la casa y ni un solo sirviente de los que consideraba leales se acercó para decirle.

Shen Ji se rió con los ojos inyectados de sangre.

"Hace ocho años, ¿qué hiciste con mi esposa?" Hace ocho años, su mujer había muerto en el parto, el médico dijo que fue por las complicaciones de su cuerpo y mala salud, pero viendo que esta mujer estaba asqueada de sus hijos, no pudo evitar recordar las palabras del ser.

El día de su nacimiento...

La anciana tenía la frente en el suelo, llorando y gritando clemencia mientras era azotada, hace ocho años, su señora se embarazó y planeaba tener a los bebés, pero la sirvienta estaba envidiosa de su amable señora.
Su señora era dulce, nunca la había tratado mal, ¿por qué quería tener hijos? si tan solo la señora pudiera irse con ella y nunca volver a esta casa...

La anciana había desarrollado un amor tan obsesivo que ni siquiera ella lo había notado, desde que supo de su embarazo, empezó a poner pequeñas porciones de una droga abortiva en su té, solo una pequeña porción para que los bastardos en su barriga murieran.

Pero sorpresivamente, la que murió fue su señora, no los gusanos en su estómago.

Estaba desconsolada, toda pizca de culpa de pronto cayó en los niños, no pensó en culparse a sí misma, sino que decidió desde el primer momento en hacer que los niños cargaran con la culpa de ello.

"¡Dime, habla!" Shen Ji no podía soportarlo, esa cosa que vio en el palacio tenía razón, no sabía dónde estaban sus hijos, ni siquiera podía imaginar la posibilidad de haber mantenido a una mujer tan venenosa con él por tantos años, haciéndole daño a sus bebés.

Llamó frenéticamente a los guardias de la mansión en todos lados para buscar a sus hijos.

Si pierde a sus bebés como perdió a su amada esposa...

El dolor lo estaba abrumando. "Hermano Ji..." Un joven miró a Shen Ji con preocupación, a su lado lo acompañaba una jovencita de aspecto limpio y gentil, pero no podía mirar a nadie ahora, estaba en una completa desesperación.
"Qingjia, sal de aquí y llévate a esa mujer de mi vista"

La anciana miró de reojo a Bai Qiu y su pose se dobló, se acercó y tiró a los pies de la mujer. "¡Señora Bai, por favor, sálvame! ¡Esta vieja sirvienta no ha cometido ningún pecado, solo seguí los deseos de la señora!"

Sorprendidos, todos los presentes miraron a Bai Qiu, quien había dejado caer su abanico y se apresuró a despegarse de la anciana.

Ella se había quejado con la sirvienta de esos niños, de que tan "triste" la hacían sentir por su rechazo, y como la "lastimaban" con sus palabras, como le gustaría poder enviarlos lejos para que nadie más sufriera. "¡Demente, qué intentas!"