22. Divorcio

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Al dar luz a un bebé no es fácil, te deja molida sin ganas de mover ningún músculo de tu cuerpo.

Se han llevado a mi bebé a la incubadora, necesitan mantenerla en cuidados y ver si no nació malita. Solo pido que sea fuerte, y que no tenga absolutamente nada. Se con certeza que nació de ocho meses y puede traerle complicaciones.

Mi madre me ha dicho que descanse un poco, que duerma mientras pueda. También me ha avisado que Alec ya viene en camino.

Intento dormir, cierro los ojos y en nada me quedo dormida.

Puedo sentir unos pasos y unos murmullos a lo lejos.
La luz es cegadora así que abro de poco a poco los ojos hasta acostumbrarme.

—Ya has despertado Elaine —es mi mamá la que se encuentra aquí.

—Si, creo que ya descanse un poco —aún así sigue un poco el cansancio.

—De ahora en adelante ya no te quedará tanto tiempo para descansar —se a lo que se refiere—. Bueno me he hecho ideas ya y aún no se que vas hacer.

—Acerca de eso. Ya tengo mi respuesta —lo hice desde que tuve aquel sueño—. La voy a cuidar, me voy hacer cargo de ella. Cuando la sostuve tuve tantas ganas de aferrarme a ella y no soltarla, de protegerla de cualquier mal; así que me la voy a quedar y trataré de ser una buena mamá.

—Lo vas hacer hija, serás una buena madre. Te ayudare en lo que necesites —se acerca a mi, se sienta en el borde de la cama.

—¿Dónde está papá?

—Afuera, está ansioso por verte.

—Dile que pase, ¿sabes cómo está la niña?

—Ella está bien, tu padre la ha visto de lejos muere de ganas por sostenerla —yo también quiero verla—. Iré a decirle que venga.

Suspiro cansada, quiero ver a mi bebé.

—¿Cómo te sientes ma princesse?

Un poco cansada pero de ahí no paso —solo es por el parto—, yo creo que ya no seré una princesse —lo pronunció tratando de sonar un perfecto francés— Eileen acapara ese título.

—No importa, siempre serás mi princesa —se sienta a mi lado—, lo serás siempre.

Entra la enfermera que sostiene en sus brazos a mi bebé.

—Buenos días mami primeriza —saluda tan alegre—. Traigo a una hermosa bebé para que coma.

Me da a mi hija, la tomo en los brazos. Es tan tranquila.

Bajo la manga de la bata. Al inicio siento el tirón de la succión de mi pecho, con un poco de dolor que es pasajero no me quejo.

Es raro sentir la succión, puedo acostumbrarme.

Come mientras mantiene esos ojitos cerrados, en un momento suelta mi pecho. Se ha quedado dormida.

—Es un soleil —lo digo por sus cabellos rubios casi dorados.

—Será el soleil de la familia —afirma papá—. Será una niña muy amada, la amaremos como te amamos a ti y a tu hermano —aprieta mi mano.

—Me ha contado tu madre con lo que has decidido —sonríe—. Estaremos para cualquier cosa apoyándote en lo que necesites, no lo olvides.

Antes de poder contestar le suena el teléfono, lo saca de su pantalón.

—Es Alec, iré a contestar —sale de la habitación.

Saliendo veo como la doctora que me ha atendido estos últimos meses entra.

Subastada al mejor postorWhere stories live. Discover now