26. Reencuentro inesperado

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Jayden Friedrich

París, Francia

Un mes después.

El avión ha aterrizado apenas y estamos bajando, llegamos a la multitud del aeropuerto gente llega, gente se va y algunos esperan por los que van llegando y otros los despiden.

Ha pasado un mes desde que fui a Italia, un par de un mes y más semanas de que tuve una cena con Abigail Clark y su esposo. Si, el tiempo ha pasado volando que ni lo he sentido.

Me fue difícil decidir en un día acerca del evento, se que este es uno de nuestros trabajos más grandes y de los mejores aún así estaba tan indeciso. ¡Pero oigan!, ya estoy aquí así que ya saben mi decisión.
Todo el vuelo me la pase pensando que probabilidades hay de que la vea aquí. Ojalá sea solo un por ciento.

Se supone que alguien vendría a recogernos al aeropuerto. Digo "recogernos" por qué hay alguien al lado mío que últimamente está más molesta que una maldita mosca y como se pega como garrapata. No se que diablos hace aquí.

¡Oh, claro que lo se!. Mi madre también tenía una invitación y se le ocurrió la brillante idea de obsequiárselo a Heather. Recuerdo la conversación que mantuve con mi madre a última hora ya que no tenía ni idea de que vendría. Bueno, mi madre tuvo que disculparse por no consultarlo antes. Se que mi mamá lo hace con la mejor intención del mundo, quiere que esté bien pero está claro que no conoce bien a la mujer que está al lado mío.

Llegamos dos días antes del evento, mañana iré a la empresa de Abigail por invitación suya y checar uno que otro trabajo que hizo mi grupo de trabajo.

Ahora de solo llevar mi equipaje tengo que llevar también el de la molesta mosca, solo ruedo los ojos cuándo me pidió ayuda. Parece que trae ropa para más de un mes, solo serán un par de días. No necesitaba cargarse un ejercicio completo.

Estoy a punto de salir de la sala para pedir un taxi que nos lleve al hotel pero veo un cartel que lleva nuestros nombres. Es un chico quien lo sostiene.
Nos subimos al transporte que nos llevara al hotel, no está tan lejos. El hotel es uno de los más lujosos que se encuentran en París.

Nos dan habitaciones por separado, el cuarto de Heather queda enfrente del mío, saco un par de artículos que llevo en mi maleta y saco el traje que usaré para el evento, lo enviaré a la lavandería del hotel para que lo vuelvan a planchar y no tenga ninguna arruga.

Abro el balcón que me da una vista espectacular de la Torre Eiffel, turistas transitan por las calles. Me relajo un poco, he estado tenso desde que subí al auto. No siento la relajación, se que suena a locura pero hay algo en mi pecho que dice que sucederá algo.

Me quito la chaqueta que llevo encima, la camisa de mangas corta que llevo debajo es blanco con unos vaqueros sencillos. Hoy es uno de los días que no me apetece llevar trajes.

Busco el control de la televisión para ver qué hay pero un sonido proveniente del otro lado me detiene lo que ando haciendo.

¿Quién es y que quiere?

Camino a la puerta con cero ganas de atender a la persona. Por segunda vez volteo los ojos al ver a Heather.

—Jay, se me ocurrió la brillante idea de ir a caminar por las hermosas calles de París —puedo ver cómo sonríe—. ¿Vamos?

—No —respondo cortante.

—¿Por qué?, hay que ir a disfrutar de lo bonito.

—Acabamos de llegar, estoy cansado y no me apetece en lo más mínimo en salir de la habitación hasta mañana si es posible —le aclaro—. Si quieres ve tu, dudo que te pierdas ya has venido aquí con mi madre.

Subastada al mejor postorWhere stories live. Discover now