Marisol es una joven educadora con un corazón compasivo, hasta que un inesperado acontecimiento perturba su vida. Motivados por su sufrimiento, las hermanas Gutiérrez se mudan a Refugio, un pequeño pueblo, oculto en las montañas de Carolina del Sur...
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El despertador sonó a las 6 am y el synthie pop británico sacó a Marisol de su placentero sueño, trayéndola de vuelta a su monótona existencia en el Distrito Sunset.
Apagó el maldito aparato. Dios, odiaba Underground 80s. Aun peor, odiaba los lunes. Con seguridad una ducha matinal le sentaría de maravilla.
Salió de la habitación torpemente, notando que la cama de Sofi estaba perfectamente tendida. Aún adormilada, Marisol se dirigió al baño antes de que sus hermanas lo acaparasen, pero era demasiado tarde.
El ruido de la regadera se escuchaba a través de la superficie de madera.
Llamó a la puerta, necesitaba urgentemente vaciar su vejiga.
-¡Abre!- instó, Marisol.
¿A cuál de todas se le había ocurrido darse un baño a estas horas?
-¡Necesito pasar!
Llevó sus manos entre sus piernas. Los estragos de pasar más tiempo entre preescolares eran notorios. Así que, volvió a llamar.
-¡Ábreme o me haré pipí!
Una risita aguda se escuchó detrás de Marisol.
-¿Tania te dejó afuera?
Gabriela le brindó una enorme sonrisa, ocultando momentáneamente las profundas ojeras que surcaban su rostro.
No importaba lo mucho que se esforzara por lucir bien, Marisol no podía superar el encanto de la cautivadora Gaby. Con el cabello corto, el flequillo recto y sus grandes ojos oscuros, lucía como una delicada muñequita.
-Sí- contestó, Marisol. Todavía con tremenda urgencia.
Gaby volvió a sonreír, acercándose como un gato que aguardaba por el momento oportuno para saltar encima del sofá.
-Llamar no sirve de nada- declaró, justo al instante de sacar una tarjeta de sus pantalones vaqueros. Introdujó el pedazo de plástico muy cerca del marco de la puerta y la abrió de golpe.
-¡Largo de aquí!- se quejó, Tania, la usurpadora del cuarto de baño.
Quién, al percatarse de la presencia indeseada de sus hermanas, se giro en dirección contraria. Sin embargo, el cancel hacía poco por ocultar su cuerpo desnudo.
Poco le importó a Marisol todo lo anterior, sentándose rápidamente sobre el retrete.
-¡¿Qué te ocurre a ti?! - respondió indignada Gabriela -¡¿Sabes qué hora es?!
Era evidente que Gaby tenía un compromiso en puerta al plantarle cara a la malhumorada Tania.
-Por lo menos, cierren la puerta- respondió, Tania, sin siquiera mirarlas.
