Capítulo 11 [11.4]

309 31 16
                                    

Daniel corría bajo la protección del lobo, de regreso hacia su hogar. Se encontraba hambriento y confundido. La charla con Lisa tuvo resultados inesperados. Daniel se preguntaba qué era lo que la hembra había querido conseguir con ello, qué era lo que la había motivado a hablar. Por más vueltas que le dio, no pudo llegar a una explicación convincente. Sin embargo, sí que estaba dispuesto a entablar una conversación con Marisol por la mañana. En aquel momento, sin que pudiera advertirlo, fue interceptado por un macho de portentosas patas delanteras. Un lobo blanco de gran tamaño y ojos azules que resplandecían en medio de la oscura velada.

Aquél, no podía ser otro que Seth Hardwick, hermano menor de Connor.

Como era usual, Daniel realizó un breve movimiento de cabeza, saludando al lobo amigo, perteneciente a su misma manada. Para asombro de Dan, Seth no correspondió el gesto, centrando toda su atención en él, como si tratara de darle caza. Dan se sintió agraviado. Tratar con Seth Hardwick, no era nada sencillo. El macho era sordomudo y Dan no conocía el lenguaje de señas. Lo anterior, volvía poco viable cualquier forma de comunicación entre ambos. No obstante, estaba dispuesto a pasar por alto cualquier dificultad e intentar adecuarse a Seth. Cuando reparaba en ello, distinguió el aroma de otros tres machos. Tres distintos cambiaformas en los alrededores.

Invocados por el mismísimo diablo; Jacob Rhodes, Ed Harrington y Travis Font, salieron de sus escondites detrás de fuertes y frondosos árboles, presentándose con aplomo ante Daniel. Tanto Travis, como Ed, permanecieron en su forma humana, inspeccionando todo lo que se hallaba en el perímetro. Jacob, por su parte, vigilaba celosamente a Seth bajo la formq de su oscura bestia. Los ojos oscuros del macho irradiaban poderío y una fuerte sensación de dominio anclada a una ferocidad contenida y apenas controlada.

—Joder. Excelente día para una intervención grupal— pensó Dan, deteniéndose por completo ante aquel grupo tan inusual. Hasta donde sabía, ninguno de los machos se frecuentaba entre sí. Ni siquiera el considerado Ed, era allegado suyo. Lo que dejaba entrever que aquel encuentro no había sido una simple casualidad. Habían estado esperándolo.

—Haznos el favor de volver a tu forma original, Felton. Necesitamos conversar de algo importante— añadió Ed, tratando de usar toda la afabilidad que lo identificaba. Pese a esto, notó un poco de vacilación en su demanda. Daniel, sin tener más opciones, hizo lo que le pidieron. Estaba impaciente por llegar a casa y se convenció de que no le tomaría más que un par de minutos hablar con el grupo.

—Seth, aquí presente— comenzó Ed, volviendo brevemente su atención hacia el lobo blanco —afirma que hay un asunto que te inmiscuye a ti y a Connor Hardwick.

Ed, paseó sus ojos castaños de Daniel a Seth, y viceversa. Como si temiera que algo estuviera pronto a pasar. Atento a cada reacción de Dan y Seth por igual.

—Despotrica, Felton. Es por tu bien— sugirió Travis Font, en ese maldito dejo de mandamás del condado.

—Es verdad— respondió Dan, tajante, comenzando a desconfiar de todos los presentes. Dadas las circunstancias del propio encuentro, era lo más parecido a una emboscada —. Aquello me atañe a mí y a Connor. Si contara con su presencia, no tendría reparos en dar explicaciones.

Daniel pensó que de alguna forma, Ed había llegado a enterarse de la investigación y que Connor estaba al frente de la misma. No sabía que pudo haber arrojado la averiguación, hasta entonces, no era conveniente exponerlo a la opinión pública. Pudiese ser —puesto que Connor lo había predicho—, que el misterioso joven no fuera más que un prepotente niño rico, quien no mereciera ser tomado en demasiada consideración. Sin embargo, al escuchar la palabra San Francisco, Dan quiso saber más sobre él.

REFUGIADAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن