Capítulo 10 [10.2]

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Marcus había ofrecido su ayuda al anciano, esperando que éste abandonara aquel incoherente orgullo y confiara en él como líder. José Gutiérrez era como cualquier otro cambiaforma, su familia era su mayor prioridad y estaba preocupado por su seguridad. Marcus lo admiraba por ello. Indudablemente, Patrick también lo haría. Recargo su cansado cuerpo en el asiento junto a la cama del anciano. La pulcritud de la habitación era consistente con la personalidad de Christine Hardwick. Hacía más de cuarenta años que trataba con ella y su marido, Doug. Ambos, personajes respetables en la comunidad.

La clínica fue un cambio trascendental en aras del beneficio de los dos mil trescientos noventa y seis habitantes. Marcus pensaba que si su padre estuviera aún con vida, vería con buenos ojos los cambios logrados. Inicialmente Refugio se había tratado de un pequeño poblado ubicado en medio de la nada, donde no existían rutas de acceso para entrar o salir de él.

Lo anterior ocasionaba diversos problemas, tales como la falta de un fuente que suministrara de bienes de primera necesidad, ni que decir de las telecomunicaciones. A menudo los habitantes debían de ir a las grandes urbes para conseguir productos básicos. Cuando niño, Marcus recordaba hacer largos viajes en el auto de su padre para conseguir calzado nuevo. Fue gracias al esfuerzo conjunto de los ciudadanos que este tipo de problemas llegó a su fin. Manteniendo funcionando los pequeños comercios que se convertían en medianos.

Con el tiempo, algunas familias prosperaron. Los Felton eran un claro ejemplo. Hoy día, poseían una de las empresas de construcción más prosperas de la región y estaban íntimamente familiarizados con la extracción de minerales.

Por fin, el poblado había obtenido una transformación trascendental encaminada a grandes progresos. Celosamente oculto en las montañas pero, gozaba de excelentes carreteras y se encontraba abierto al turismo.

En las últimas dos décadas, los excursionistas arribaban con mayor frecuencia. Incluso, la piedra caliza de la región se dio a conocer a través de éstos, cuando los pobladores comenzaron a crear pequeños suvenires fabricados con aquel material.

Marcus se preguntó qué es lo que había pensado el anciano al presenciar un cambio tan drástico en el poblado. José Gutiérrez había dejado el poblado poco antes de que los cambios comenzaran a ocurrir -y aunque la razón de su partida era aún desconocida-, no dejaba de preguntarse porque los contemporáneos a José no pudieron otorgarle una razón plausible.

—No tengo más opciones que confiar en usted— pronunció el propio José. Marcus especuló que el anciano lo decía para sí. Aguardo pacientemente hasta que éste se decidiera a continuar. Él nunca había tenido hijos, con una edad tan avanzada para convertirse en padre, nunca lo haría. No obstante, entendía a la perfección la preocupación y reserva del cabeza de familia.

—La razón por la cual he vuelto, no es otra que la de apartar el recuerdo de mi difunta esposa. Su pérdida fue demasiado dolorosa y requería de un sitio que me impidiera pensar en ella.

Las palabras de José tenían sentido para el alfa. Por supuesto que él buscaría refugio en un sitio donde no existiera relación alguna con su difunta esposa. El mismo Marcus pensaba de igual forma. Si Patrick llegaba a fallecer antes que él, no sabría lo que haría. Todo, sin importar qué, lo llevaría a la pérdida de su compañero.

—Entiendo— pronunció Marcus en el mayor de los acuerdos.

—Mi preocupación actual son mis nietas. Tengo un mal presentimiento— convino el anciano.

—¿Puede ser más explícito, José?

—Me preocupa que el cambio se presente en alguna de ellas. Particularmente en las tres menores— la pesadez de su respuesta fue sustancial. Marcus sabía bien que aquello no debía de ser fácil. Como todo cambiaforma, estaba familiarizado con el temor que inspiraba el cambio. Tristemente la transformación cobraba la vida de muchos, en especial de las hembras. Eran pocas las mujeres que atravesaban dicho proceso, eran aún menos las que tenían éxito. No sólo su clan sufría la alta mortandad de hembras; los clanes Ruthven y Balmaclair atravesaban por el mismo problema.

REFUGIADAWhere stories live. Discover now