Capítulo 8 [8.1]

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Por petición de Marcus, Daniel Felton había sido designado guardián de la familia Gutiérrez

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Por petición de Marcus, Daniel Felton había sido designado guardián de la familia Gutiérrez. El respetable alfa quería asegurarse de que fueran custodiados hasta averiguar más sobre la identidad de su atacante. Nadie en Refugio deseaba que el incidente de los McKinley volviera a repetirse. Aún si eso implicaba que el clan tenía que inmiscuirse en aquello que no le concernía, así sería.

Sin embargo, algo le indicaba a Dan que aquella no era la única razón.

José Gutiérrez y la historia de su misteriosa partida, habían alentado la curiosidad de Marcus Romano. El anticuado alfa que siempre se jactaba de saber todo acerca de los habitantes, no dejo de aseverar que esta vez no sería la excepción. Fue así que Marcus Romano visitó a José Gutiérrez en la clínica local de Refugio, gozando de completa privacidad para entrevistar al anciano. Lo que sea que José compartió con Marcus, no se volvió de conocimiento general. Ni siquiera los más cercanos al alfa habían tenido privilegio de saberlo.

Lo próximo que supo Dan fue de su nuevo papel como protector.

Inicialmente, tener a un grupo de mujeres bajo su cuidado y protección, lo aterró. Tuvo que recordarse en más de una ocasión, sobre todo cuando su sanitario se encontraba acaparado durante las mañanas, que aquello también le favorecía. Poseer camisas planchadas y aromatizantes en el sanitario, eran algunos de los beneficios. Aunado a lo anterior, disfrutaba de una convivencia constante con Marisol, donde intercambiaban más que unas cuantas palabras. Dan casi pudo convencerse que ella se encontraba feliz. Y eso, era suficiente. Él quería que ella fuera feliz porque...

Porque sí.

Ella lo merecía. Merecía estar con su familia, alejada de las habladurías de los impertinentes. Lo que recordó a Dan de las ventajas externas que en estos últimos días disfrutaba.

¡Vaya que los ánimos de los miembros de la manada cambiaban rápidamente!

Una gran parte de los machos que lo habían malmirado, ahora pagaban sus tragos en Road Tavern, lo dejaban ganar en las partidas de billar y se ofrecían a llevar las cervezas en las próximas veladas durante las transmisiones del Super Bowl. Ello, con la esperanza de obtener una invitación a la vieja casa Felton. Por tales razones, Dan había evitado acudir a los lugares que acostumbraba. Por lo menos hasta que la fiebre sensacionalista de los miembros del clan disminuyera.

Esta mañana en particular, decidido a realizar una aparición pública antes de ir a trabajar y disfrutar de un vasto desayuno en compañía de sus protegidas, había descubierto algunas pisadas en su patio trasero. Algo anormal, dado que los miembros de su manada siempre utilizaban la puerta delantera por indicaciones del alfa. A nadie le gustaba sentirse vigilado y usar la puerta delantera era indicación de ser un aliado.

Fue por tal causa que Dan se encontraba un poco contrariado. Nada que ensombreciera su fatiga semanal, pero estaba preocupado al respecto.

Asi que pensó en comentarselo a Roy durante la hora del almuerzo.

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