Capítulo 11 [11.1]

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A las cinco con cuarenta minutos, Connor ingreso al servicio de urgencias del Providence Medical Clinic

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A las cinco con cuarenta minutos, Connor ingreso al servicio de urgencias del Providence Medical Clinic.

La enfermera veterana, Martha Smith, junto con el doctor Douglas Hardwick, recibieron al hombre malherido. Como dictaba el procedimiento médico, despejaron vías aéreas y comprobaron sus signos vitales. Por motivos comprensibles, Christine fue incapaz de unírseles en la sala de operaciones. Por ello, Douglas Hardwick solicito la asistencia del doctor Benjamin Park para realizar la intervención.

La condición del joven Connor era crítica. Sin embargo, todos aquellos participantes en la cirugía sabían que la segunda naturaleza de éste, podía ser un factor decisivo que jugara a su favor. Extrañamente, Linda Park —la enfermera más joven en la clínica— se vio seriamente afectada por el accidente. Por lo cual, el doctor Hardwick le pidió retirarse.

Fue Seth quien se ofreció llevar a Linda a su hogar. Desafortunadamente, no pudo convencer a su madre de hacer lo mismo. Esta última prefirió permanecer afuera de la sala de urgencias en espera de noticias sobre el porvenir de Connor.

Seth, sin embargo, aprovecho aquel momento para indagar más en lo que le había mencionado su hermano dos semanas atrás. Precisamente, cuando habían acudido a comprar un par de neumáticos para la temporada invernal. Ahondando un poco en su memoria, Seth recordaba la mención de un informante. Connor se había puesto en contacto con el misterioso sujeto en el pasado mes y esperaba noticias de éste antes de que la semana se diera por terminada. Seth pensó que quizá su hermano había investigado más allá de lo prudente y se había puesto en riesgo de alguna forma. Previendo el temperamento su hermano mayor —quien era demasiado confiado para su propio bien—, Seth llegó a la conclusión de que Connor se había encontrado cara a cara con el objeto de su investigación.

Pensando que el culpable todavía seguía por ahí, sin ser atrapado, lo enfureció más allá de toda prudencia. Tenía que buscar la información con la cual diera su hermano y confrontar a Daniel Felton con las pruebas en mano, exigiendo a este último, su participación para dar caza al culpable. Apretó el volante con fuerza y pisó el acelerador. La resolución de conseguir la información pertinente, condujo su mente al único sitio donde podría llegar a tener respuesta: la casa del lago.

—Rezaré por su bienestar— declaró Linda en lenguaje de señas, todavía vestida con el uniforme de la clínica. A Seth no le cabía duda que lo haría, pues no le era ajeno lo que la enfermera sentía por Connor. Ser sordomudo, le ofrecía una capacidad de observación superior a la mayoría. Aun cuando nadie sepercataba de dicha cualidad.

Fue así, que después de dejar a Linda Park en su apartamento, Seth se dirigió a su destino. Todavía restaban algunas horas de día y podía aprovechar aquella ventaja. Estaba convencido de que en cuanto cayera la noche, él perpetrador huiría. Por supuesto, la bestia iría en busca del individuo y rasgaría su garganta. El lobo se regocijaría al degustar el sabor de la sangre derramada y la piel siendo carcomida por los filosos colmillos. Aquél que había hecho daño a su hermano, y a su madre en igual medida, merecía el menos piadoso de los castigos.

Antes, antes que nada, tenía que saber la causa del ataque. La curiosidad le demandaba saber. Se lo debía a Connor y así mismo.

Aparcó el Civic de su madre frente a la residencia de su hermano. La policía ya estaba allí. Numerosos centinelas y oficiales uniformados a cargo de Rafael Salgado, habían cercado la casa de su hermano. No fue una novedad, su padre ya había autorizado una pronta investigación en la casa. Atravesó el puente que conectaba la casa de su hermano con el exterior. Connor gustaba de aquella propiedad, pagando una fortuna a la antigua dueña para poder hacerse de ella. La fachada estaba recién pintada, Seth pudo olfatearlo con claridad.

Al cruzar el pórtico, distinguió a Travis Font, el nuevo delta que se pavoneaba de su cargo a cada oportunidad. Travis no se sorprendió al verlo, a decir verdad, nadie pareció inmutarse ante su presencia. Seth había ganado con creces la reputación de trotamundos. Vivía con sus padres, no obstante, se le veía poco. Viajaba mucho, demasiado, dirían algunos. Así lo demandaba su trabajo y él gustaba de ello.

—Seth, hijo. Lamentamos lo ocurrido— expresó Ed Harrington, uno de los pocos que podía comunicarse con el lenguaje de señas —. Me apena mucho lo que ha ocurrido. Buscamos información sobre el atacante. Es necesario que  pregunte, pues Rafael me obligará, ¿sabes quién podría ser?

—No— contestó Seth.

—¿Notaste algún cambio en Connor? ¿Algo que te preocupara?

—No— se apresuró a contestar. Seth comenzaba a debatir si debía informar a Ed sobre el informante. El hombre que había sido contactado como un favor a Daniel Felton.

—¿Sabes si frecuentaba algún sitio o persona en estos últimos días?

Seth se tomó unos momentos. A diferencia de Connor, él no poseía la capacidad y el ingenio para iniciar una investigación y actuar por cuenta propia. Al mismo tiempo, desconfiaba de cuanto podía decir a Ed. En especial, si aquella información era de suma confidencialidad para Connor. Como fuese, nada podía empeorar aún más. Así que enunció:

—Debes de interrogar a Daniel Felton.

¡Hola! Está es Casandra, presentándote la primera parte del capítulo 11

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¡Hola! Está es Casandra, presentándote la primera parte del capítulo 11. Este capi será especialmente largo. Por ello, lo dividiré en varias partes, intentando que sea más ameno. Nuevamente, gracias por seguir de cerca la historia ¡Nos estamos leyendo! (^o^)

REFUGIADAWhere stories live. Discover now