Capítulo 8[8.2]

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Había pocas cosas que Jamie verdaderamente disfrutaba. Algunas de ellas eran conducir autos veloces, inhalar cocaina, dormir hasta tarde y manipular a sus rivales. Este último le generaba gran satisfacción, al saberse más listo y poderoso que sus adversarios. Lo anterior, era prueba de que era una Lindert.

En palabras de su padre:

‹‹Un Lindert es consiente que la negociación es sobre todas las demás, la más difícil y ventajosa de las ofensivas››

Era lo que pensaba Jamie al momento de enfrentarse a esos dos hombres, altos y con músculos sobresalientes. Características que lo molestaban, al creerse con la exclusividad de sobresalir sobre el resto. Que lo llamaran un desleal hijo de puta lo traía sin cuidado, él estaba al pendiente de lo que era y del potencial que poseía. Y con eso bastaba.

—Que tal, Harper— añadió el dueño a forma de saludo. Un hombre que tenía un parecido casi siniestro con Mario Bross y quien jamás había reparado en el propio Jamie, provocando que en el pasado, Jamie restara importancia a su presencia.

Pero hoy no. Hoy será distinto. Estate preparado— le advirtió el oculista.

Sin siquiera preguntárselo, Mr. Bross tomo asiento en la silla frente a la suya. Un hombre le seguía de cerca. Una abominación saliente del mundo del Señor de los Anillos. Líneas grotescas atravesaban su rostro, desde el labio hasta la ceja. Joder. Un semblante asqueroso, salido de la misma cloaca a la que pertenecía.

—Te presentó a Daniel Felton— habló Mr. Bross, señalando al maldito fenómeno a sus espaldas.

—Mucho gusto— Jamie se puso de pie y extendió su mano hacia la abominación viviente —. Soy Harper James.

El sujeto tendió su mano hacia él, dando un ligero apretón. Jamie se percató que aquella era una mano mucho más grande que la suya y probablemente más fuerte. Aquello ocasionó una punzada de insatisfacción dentro de él.

—Harper, comentaba tu caso con Felton— comentó Mr. Bross con cordialidad ensayada —. Él tiene conocidos que podrían ofrecerte hospedaje.

—Eso es grandioso— contestó Jamie, tratando de imprimir un tono de entusiasmo en la frase. No era estúpido para no percatarse que venían a joderle.

—Lo es en realidad— intervino Mr. Bross, fijando sus ojos en Jamie. Examinaba, indagaba y preveía cualquier respuesta que el propio Jamie pudiera formular.

Maldición, comenzaba a sentirse genuinamente nervioso.

Él no te conoce, no sabe de lo que eres capazalentó el ocultista dentro de su cabeza.

—¿Podrían ser más específicos?— provoco Jamie con renovado interés. El ocultista tenía razón, no caería ente esos estúpidos montañeses. Él había venido con un propósito y sólo hasta que estuviera realizado, podría irse del maldito lugar. Observó a Mr. Bross sonreír fugazmente, haciendo que su bigote tamborileara. Que alguien le mencionara al sujeto lo estúpido que lucía con ese montón de pelo sobre la cara.

—Un amigo de Felton posee un motel en este mismo pueblo, y...

Se interrumpió, buscando apoyo en el otro sujeto.

La abominación.

Jamie casi había olvidado que estaba allí.

—Si hablo con este sujeto, puede que esté de acuerdo en dejarte hospedar gratuitamente, si a cambio tú trabajas para él.

REFUGIADAWhere stories live. Discover now