Capítulo 2: Máster Chef Celebrity

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*Ainhoa POV*

- Seguro que solo era un farol – Fina tomó un sorbo de la cerveza que le había ofrecido, apoyada en la barandilla de mi balcón.

La luz del atardecer había teñido el cielo de esa tarde de domingo otoñal en Madrid.

- ¿Y si no lo era? – me mordí las uñas, Fina mi miró con cara de asesina y saqué instantáneamente los dedos de mi boca – Estoy nerviosa, no puedo evitarlo – me defendí.

- Tú destrózate las uñas, que de eso harán artículos enteros – me regañó – "Las uñas de Ainhoa Arminza, el horripilante secreto que sus manos esconden"

Me reí.

- La película tiene buena pinta – le dije.

- Sí, los personajes tienen mucho potencial. Huele un poco a Goya – me dijo.

Justo en mi punto débil.

- No hablemos de premios – le pedí.

- Bueno, siempre nos queda la opción de aceptar la oferta para ir a Master Chef – bromeó.

- Sí, yo en una cocina... – bufé pasándome de nuevo la mano por el pelo – Si no sé ni hacer un huevo frito.

Me dolía el estómago. 

El argumento de la película era bueno, el director era increíble y el presupuesto para promoción, descomunal. Si aquello salía bien, iban a hablar de esa película todos y cada uno de los habitantes de esa maldita ciudad. No iban a poder coger un autobús sin ver mi cara en la marquesina.

Y todo dependía de ella.

Suspiré.

- Cálmate – me pidió Fina – Eres buena, estuviste nominada a actriz revelación hace nada. Sé que no quieres que te hable de premios, pero eso no le pasa a cualquiera, ¿vale? Si esto no sale, saldrá otra cosa. Te lo prometo. Moveré cielo y tierra para que encuentres tu gran papel. Lo tendrás.

Fina no bromeaba. Ella nunca lo hacía. Se tomaba muy en serio su trabajo y se esforzaba en tirar para adelante las carreras de sus clientes. Había confiado en mi cuando mucha gente había decidido no hacerlo. Estaba ahí partiéndose la cara por mi y yo se lo agradecía con mi mal humor.

Pero es que, de verdad, algo me decía que aquel papel estaba hecho para mi. Que esa era la película. 

- ¿Es que tú viste cómo se puso el viernes? – le pregunté – ¡Ni me saludó! Lo hizo aposta. Te saludó a ti, en plan niña buena y a mi... En fin. La forma en la que me mira. Me odia.

- No creo que te odie. No te conoce. 

- Por favor, si cuando me vio llegar se puso blanca. Con esa carita perfecta y angelical que tiene... - me dejé caer en mi sofá de nuevo, Fina seguía mirándome desde el balcón – No sé. Creerá que quiero robarle su protagonismo.

- Bueno, en el fondo quieres, ¿no?

- No. Lo que quiero es que se gane su sitio. Yo a su edad aún estaba limpiando mesas y suplicándole a mi jefe que me dejara salir antes para ir a los castings. A ella le pusieron la alfombra roja antes de que supiera andar. 

Mi agente se mordió el labio, como si quisiera callarse algo que sabía que yo no quería oír. Pero justo cuando parecía decidida a abrir la boca, su teléfono móvil sonó.

- ¿Sí? – no parecía haber reconocido ningún número en su pantalla, pero de repente abrió los ojos como platos y señaló el aparatito.

Me incorporé como un resorte en el sofá.

La Luz de Los FocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora