Capítulo 6: luces de colores

4.4K 236 115
                                    




*Ainhoa POV*

El avión aterrizó a las siete de la tarde en Madrid. Por la ventana pude contemplar las luces de la pista mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta y poder salir de ahí. La noche era cerrada, el cielo se veía como una mancha oscura y algo tenebrosa.

No había sido capaz de volver a cruzar palabra con Luz.

Era como si su presencia fuera insoportable de verdad, pero no como cuando nos peleábamos. No era insoportable porque hiciera cosas que me sacaran de quicio o comentarios hirientes. Sino que era insoportable, pero de otra forma.

Mi corazón se encogía, sin razón, y me moría de la vergüenza. Como si hubiese hecho algo malo o alguna estupidez. Como si mi expresión pudiera dejarme en evidencia y delatar mis pensamientos o lo que había estado a punto de hacer antes de que Miguel nos interrumpiera.

Cuando la veía, no podía evitar recordar el pequeño roce que había sentido de sus labios y entonces todo se me hacía intolerable de repente y tenía que encontrar la forma de dejar de compartir el espacio con ella.

No había sido capaz de controlar aquello, no al menos durante los días que estuvimos en Formentera.

Ella tampoco había intentado acercarse a mí. La verdad es que se había pasado los dos días siguientes a su bola. Había pasado de Fede, de las actividades y de comer con nosotros. Nadie se lo había reprochado. Todos pensaban que estaba hundida, que estaba llorando en su habitación. Le dejaron su espacio y yo lo agradecí, no sabía si habría sido capaz de participar en las actividades a su lado. Apenas me atrevía a cruzarme con su mirada.

Pero cuando yo pensaba en ella, en cómo estaba tras lo de Gaspar, no la imaginaba llorando. No sabía si había fingido fortaleza delante de mí durante nuestra conversación, pero parecía que eran otros sus pensamientos cuando había estado tan cerca de.. ¿Me había intentado besar por despecho? ¿Era algún tipo de plan maquiavélico de los suyos?

Darle tantas vueltas hacía que me doliera la cabeza, así que, en cierto momento, pensé que era mejor dejarlo estar. La única verdad era que Luz no estaba bien. Llorase o no, era evidente que no pasaba por su mejor momento y que la cosa no se iba a poner más fácil cuando volviéramos a Madrid. Eso lo sabíamos todos los que estábamos ahí y nos apiadábamos de ella, estuviera triste o no.

Supongo que había sido un chivatazo, algún otro pasajero del avión o Dios sabe qué, pero en cuanto cruzamos la puerta de recogida de equipajes del aeropuerto nos encontramos una marabunta de periodistas. A algunos ya los conocía. Eran carroñeros.

Y, a pesar de que Luz llevaba una gorra y no se había quitado las gafas de sol, en seguida quedó atrapada entre ese montón de cámaras y focos. Los micrófonos y los móviles prácticamente chocaban con su cara.

Si su altura ya era un tema recurrente, en ese momento fue el mayor de sus obstáculos para poder avanzar por la terminal.

-        ¡Luz! ¿Algunas palabras sobre lo sucedido con Gaspar? – le había preguntado una mujer.

-        ¿La boda sigue adelante? ¿Qué vais a hacer con los invitados? ¿Habéis cancelado?

-        ¿Tenéis una relación abierta o te ha engañado delante de toda España?

-        ¿Es verdad que vuestra relación era todo una farsa?

-        ¿Los rumores de que le dijiste que no querías ser madre son ciertos? ¿Por eso te ha dejado por otra?

Se me revolvieron las tripas, pero poco más que presenciar aquello podía hacer.

-        Apartaos – Arturo se puso en medio – Dejad a la chiquilla en paz. ¿Os parece normal hacerle esas preguntas? Buscaos un trabajo de verdad.

La Luz de Los FocosWhere stories live. Discover now