Capítulo 7: Tsunami

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*Luz POV*

Me miré en el reflejo del espejo. Las bombillas, enormes y amarillas, que lo enmarcaban iluminaban mi cara. Comprobé de nuevo que aún seguía con el maquillaje impecable. Me había esforzado mucho en conseguir que todo fuera perfecto, en tener un look que hiciera a la gente olvidar por completo el nombre de Gaspar, el apodo de cornuda y cualquier cosa que no fuera lo perfecta que podía llegar a lucir con un poco de producción. Los labios rojos mate y la sombra de ojos con brillos que recordarían a todos los presentes que en una semana iba a ser Navidad.

Me levanté para verme el vestido, a juego con el pintalabios. Rojo y escotado, con ese fleco a la altura del hombro para darle un toque original y llamar la atención, debía realzar mis atributos. Iban a verme encima de un escenario, fuerte y entera, por primera vez en el ojo público tras el huracán. E iba a hacerlo al lado de una mujer que atraía las miradas sin siquiera proponérselo y quería ser yo la que destacara.

Se acabó ser la víctima. Se acabaron los cuentos de los periodistas diciendo que estaba deprimida y encerrada. Se acabó el morbo disfrazado de preocupación de toda esa gente.

Era mi noche.

-        Estás in-cre-í-ble – mi padre entró al camerino, me traía flores y las dejó sobre el tocador – La gente ya está de fiesta, están repartiendo champagne y vino, menudos son.

Estaba muy nerviosa. No sabía qué hacer, si permanecer de pie o sentarme. Intentaba mostrar entereza, pero lo de dar discursos en directo era una faceta que todavía no tenía yo muy trabajada. Y mucho menos sabiendo quién iba a acompañarme.

Tuve que recordarme que la idea había sido mía y sólo mía.

Y el motivo era meramente profesional, no podía dejar que mis propias emociones nublaran mi capacidad de actuar frente a los focos.

-        ¿Ha llegado ya? – le pregunté.

Mi padre se encogió de hombros, el pobre hombre no tenía ni idea de dónde estaba esa mujer e intuía que yo estaba al borde de un ataque de nervios.

-        Tengo que ir a sentarme en mi sitio – me dijo – Lo harás genial, hija – me tomó la mano y me dio un beso en el dorso.

Con una mano sobre el abdomen, traté de controlar mi respiración.

¿Dónde demonios estaba Ainhoa? La gente hacía rato que había pasado por photocall. Yo de las primeras, y ella debería haber pasado poco después. Pero ni rastro de la vasca.

¿Estaba intentando joderme? ¿Por eso había aceptado hacer aquello conmigo tan rápido y sin cuestionarlo? ¿Para dejarme tirada? ¿Para acabar de humillarme del todo?

*Ainhoa POV*

Avanzaba a toda velocidad guiada por una chica del staff. Había pasado por delante de los periodistas casi sin detenerme, a pesar de que me habían intentado parar para hacerme preguntas vacías de contenido. Había sonreído forzadamente, les había dejado sacar cuatro fotos y había salido escopeteada de la mano de esa muchacha que me había metido en backstage muy rápido sorteando todos los obstáculos.

Me alegré de llevar pantalones y no un vestido que comprometiera mi movilidad, aunque la estabilidad sobre mis tacones no era la mejor. Temí por mis tobillos y por mi integridad física.

El tráfico había sido horrible, me había quedado atrapada en un atasco durante más de una hora y llegaba tarde a la cita acordada. No habíamos ensayado absolutamente nada, la niña creía que iba a ser suficiente con que llegase antes para darle un par de repasos al discurso que me había mandado en formato PDF.

La Luz de Los FocosWhere stories live. Discover now