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Capítulo 11

Reclusión

Shen tenía una rutina marcada durante la semana. Se levantaba, desayunaba, daba sus clases y al estar a solas se dedicaba a buscar información, entretenerse realizando alguna actividad, meditaba o hacía pequeñas misiones que no le tomaran mucho tiempo. Eso si no era un miércoles o un viernes, cuando sus discípulos iban a visitarlo para tomar el té y hablar. Esos días resultaron ser mejores de lo que había pensado en un inicio. Ming Fan y Luo Binghe solían jugar hasta que terminaban uno arriba del otro jalándose el cabello en juego o apretándose las mejillas. Ning Yingying reía al verlos y terminaba compartiendo su música con su shizun hasta que los niños dejaban de pelear. Cuando ambos se detenían, Luo se sentaba más cerca de Shen y le decía que castigara a Ming Fan por ser un mal shixiong. Ming Fan fingía sentirse herido y se arrojaba con la frente en la mesa hasta que Luo cambiaba de opinión, lo que generalmente no pasaba de los cinco minutos de espera.

El trio de niños era inusual, cuando lo pensaba un poco. En el pasado Ming Fan odiaba a Luo Binghe, le había hecho la vida un infierno cuando estuvo en el pico QingJing y murió a manos de él en un agujero lleno de hormigas. Ning Yingying, por otro lado, fue la única que trató bien a su shidi, por quien tenía un enamoramiento. Al final se casaron y ella se suicidó tras envenenar a Shen en la prisión de agua. Luo Binghe, por su parte, se había vuelto un emperador poderoso, con un harén de más de tres mil mujeres y un territorio más que amplio donde reinaba a humanos y demonios por igual.

No se parecía en nada a lo que veía en estos momentos.

—Shizun, esta discípula tiene una duda y le gustaría que shizun la ilumine.

Ese miércoles, mientras tomaban el té, Luo Binghe había decidido molestar a Ming Fan arruinando sus caracteres mientras practicaba. En venganza Ming Fan le pintó la mejilla. Y entonces de nuevo comenzaron a pelear.

—Dime—dijo Shen ignorando a los dos niños que peleaban a dos metros de ellos.

—¿Alguna vez los doce picos han peleado juntos?

Al escuchar esa pregunta, la pelea infantil terminó y ambos niños prestaron atención otra vez.

Shen tomó un sorbo de té, intentando recordar las historias que su shizun alguna vez le contó.

—Lo hicieron, pero fue hace mucho tiempo.

—¿Cuando encerraron al demonio celestial bajo la montaña?—preguntó Ming Fan volviendo a sentarse con Luo a su lado.

La historia de cómo las cuatro sectas más grandes y famosas de todas se unieron para suprimir bajo una montaña a Tianlang-jun, era una historia mucho más que conocida. Shen hacía pocos años había entrado a la secta y no participó, pero Yue sí. Fue una lucha sin precedentes según lo que tenía entendido, una lucha que terminó con un demonio suprimido bajo una montaña y otro, su leal compañero, desaparecido.

Pero no, no era esa la historia que recordaba.

—No, no esa lucha. Otra, mucho más antigua y cuando los doce picos no eran doce picos, sino trece.

Los tres niños se arrimaron más a él, interesados por la historia.

—¿Puede shizun contarnos?—preguntó Luo Binghe, sus ojos brillando emocionados.

—No es una gran historia, nadie la recuerda por ese motivo. Ni siquiera la secta CangQiong habla de ella porque no es tan memorable como la lucha contra Tianlang-jung. Pero si estos discípulos quieren que su maestro cuente la historia, entonces este maestro contará la historia—Shen tomó un sorbo más de té antes de continuar.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now