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Capítulo 13

El Festival de las Flores II

—Llévame ahí. Los demás se quedarán aquí esperando a los discípulos mayores en lo que regreso—dijo Shen dando un par de pasos para irse.

—No—Luo Binghe se aferró a su manga—, Ming shixiong, Yang shixiong y Lu shixiong están en peligro. Todos ayudaremos a rescatarlos.

Todos, sin excepción, estuvieron de acuerdo con Luo Binghe. Shen no sabía si reír o llorar. Era una situación grave, no podía llevar a sus más de veinte discípulos con él. Pero al final sabía que si no los llevaba, ellos lo seguirían y eso podía ser más peligroso.

—Bien, vendrán, pero si las cosas empeoran se irán y dejarán a este maestro lidiar solo con todo ¿entendido?

—¡Sí, shizun!—dijeron a coro y entonces comenzaron a seguir a Zhang Hua.

En el camino se encontraron con los dos discípulos mayores a cargo de buscar a los tres niños, pero ninguno de ellos tenía señales de dónde podrían estar. Shen los dejó a cargo del cuidado de los demás niños, así no tendría que dividir su atención entre buscar a los tres perdidos y cuidar de que no se llevaran a más discípulos.

Luo no se quería despegar de él así que Ning Yingying tuvo que intervenir con un buen golpe en la cabeza y un regaño severo que jamás había visto en ella. Debía estar más que preocupada si trataba así a quien en algún momento fue su primer amor y esposo.

La pequeña bestia pegajosa la escuchó y se quedó a su lado mientras Zhang Hua los guiaba hacia el último lugar donde Ming Fan había estado.

Era entre dos puestos cuyas chucherías a Shen le importaban poco. Ahí estaban las gotas de sangre que Zhang había visto. Sacó de su manga un talismán de rastreo y lo impregnó con un poco de la sangre de su discípulo antes de activarlo. El talismán se disolvió, pero formó una estela azul que mostraba el camino por donde había pasado Ming Fan.

Con más de veinte discípulos detrás, Shen corrió siguiendo la estela azul que no duraría más que unos pocos minutos. El camino no fue largo, para su fortuna, y aunque tuvo que empujar a varias personas en el camino, logró llegar al final de la estela azul antes de que esta se desvaneciera. La estela terminaba en la parte trasera de una casa en ruinas que quedaba a varios metros del festival. Estaba oscura y olía desde afuera ya a humedad y abandono.

—Se quedarán aquí afuera, yo me encargo de esto—sentenció Shen.

Luo quiso acercarse, pero Ning Yingying lo jaló de la oreja hacia donde ella estaba.

Shen agradeció que en esta vida, gracias a su asesoría, Ning Yingying resultó ser más firme sin perder su dulzura habitual. Era bueno para ella.

Shen entró a la casa en ruinas, sacando una esfera luminosa para alumbrar algo del lugar. No iluminaba demasiado, pero era suficiente para encontrar a sus discípulos.

Agudizó sus sentidos. No iba a perder el tiempo buscándolos con la esfera luminiscente, menos cuando sus vidas podían estar en peligro.

Se quedó quieto un momento, esperando escuchar algo más que el crujir de la madera vieja. Y lo halló. Un gemido lastimero, alguien amordazado que estaba llorando. Se guio de ese sonido, caminando con pasos ligeros para no alertar al enemigo. Madera vieja que crujía con el viento y ligeramente con sus pasos, entrenados con los años para volverse casi imperceptibles. Con su cultivo mejorado, sus pasos se habían vuelto mucho más ligeros, tanto que era como volar al ras del suelo.

—¡Ah! ¡Maldito niño desgraciado!—gritó en un susurro una criatura demoniaca.

Su voz sonaba como el chirrido incesante de una puerta vieja y desgastada. Tan insoportable a los oídos que Shen quiso arrancarle la lengua para que no volviera a hablar.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now