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Capítulo 39

La prisión de agua

Shen Fu lo despertó al otro día. No porque haya ido a su habitación para levantarlo, sino porque el olor a quemado que venía desde la cocina era casi asfixiante. Shen Jiu corrió hacia la cocina, con el cabello desarreglado y la túnica interior torcida para ver al niño intentar salvar el desayuno. El arroz que había querido hacer estaba pegado en la olla, tan negro como su cabello, los cebollines cortados eran demasiado grandes y la masa de los bollos se había caído al suelo. El niño no lloraba, quizás porque su mayor preocupación era salvar la poca comida que había estado cocinando.

—Shen Fu—llamó Shen Jiu alejándolo bruscamente para hacerse cargo él—, ¿qué hiciste?

Shen Fu bajó la cabeza tímido, dando unos pasos hacia atrás.

—Perdón, papá.

Shen Jiu se encargó de dejar el arroz negro a un lado y levantar la masa del suelo. Cuando vio la postura de Shen Fu suspiró, no era para que lo tratara así. Al fin de cuentas el niño no había prendido fuego nada.

Se agachó y miró el rostro de Shen Fu, tenía algo de harina en las mejillas y una mancha negra en la nariz que vaya a saberse cómo llegó ahí. Lamió su pulgar y la pasó por la nariz del niño para quitar la mancha.

—Perdona a papá, no debió tratarte así, pero me asusté—dijo suavemente, el niño cerraba los ojos mientras frotaba su naricita—. ¿Qué intentaste hacer?

—Congee...y...auch—se quejaba mientras Shen insistía en limpiar su nariz negra—. Quise hacer...bollos...pero...ay...se arruinó.

—Hn—Shen asintió, dejando la nariz ya limpia y sacando la harina de las mejillas de Fu-er—, ¿por qué no le pediste ayuda a tus shijies?

—Es que Fu-er quería hacer el desayuno para papá. Papá estaba triste ayer cuando Bing gege se fue. Yo quería que no esté triste.

Y por eso intentó hacer el desayuno tal cual lo hacía Binghe. Solo que...bueno, Shen Fu era muy pequeño todavía y apenas había aprendido a hacer bollos. Hacer congee no parecía ser fácil.

—Papá no estaba triste cuando Binghe se fue—dijo cargando a Shen Fu para llevarlo a su cuarto para arreglarlo—. Ahora te cambiaré y saldrás a buscar a Ning jiejie para que te dé algo para desayunar, ¿está bien?

—¿Papá vendrá conmigo?—preguntó Shen Fu, sus ojos redondos mirándolo fijamente.

—No, papá tiene cosas que hacer antes de las clases de este día.

—Pero papá tiene que desayunar.

—Papá no necesita desayunar como tú—Shen Fu hizo un puchero cruzándose de brazos—. Nada de berrinche. Vas a desayunar con tus hermanos y luego vienes a buscar tus cosas para las clases de hoy.

Shen Fu siguió con su puchero, frunciendo el ceño mientras se dejaba vestir adecuadamente y le arreglaban el cabello.

—Yo quiero peinar a papá—dijo Shen Fu, como si estuviera negociando para dejar de estar berrinchudo.

Shen Jiu quiso reír pero simplemente se encogió de hombros, dándole el peine y sentándose en el suelo para que el niño pudiera cepillar sin problemas su cabello. Para su suerte se lo peinaba cada noches antes de acostarse, así que Shen Fu no tuvo dificultades para peinarlo, haciéndolo con cuidado para no lastimar a su papá. Cuando terminó salió corriendo para ir por la corona que usualmente usaba Shen, pero junto con eso llevó arrastrando su ropa, diciendo que lo ayudaría a cambiarse. Shen Jiu suspiró y lo dejó peinarlo, ayudándolo para que pusiera la corona correctamente y no fuera a caérsele a mitad del día. Para vestirlo le pidió que primero se tapara los ojos mientras se ponía la túnica interna, luego dejó que lo ayudara a colocar lo demás. Shen Fu hacía todo con el mayor cuidado posible, frunciendo el ceño por la concentración que llevaban aquellas tareas. Al terminar rodeó a Shen Jiu, mirándolo de arriba abajo buscando imperfecciones.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Where stories live. Discover now