|| Capítulo 15 ||

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—Y entonces, mi jefe me saboteó las pruebas que yo mismo analicé, ¡simplemente porque no quería que me llevase el mérito yo! Y ahora mira, ¿quién es el inspector jefe, eh? Subnormal.

—¿Qué le pasó a ese tipo?

—Le suspendieron y echaron temporalmente del cuerpo por chantaje y sabotaje, y de paso le trasladaron a otra comisaría más cutre, por idiota y envidioso; ¡No es mi culpa que fuese un joven prodigio!

Rusia soltó una pequeña risa, rodando los ojos con una sonrisa ante el elogio que el propio alemán se daba.

Era un bonito día de primavera, mediados de mayo que alumbraban con sol y buen tiempo cada semana. Como recientemente habían comenzado a hacer, Alemania y Rusia pasaban sus almuerzos juntos en la cafetería. "Por conveniencia", decían ellos, ya que al trabajar en los mismos casos así podían estar al tanto del otro a cada momento. A veces se unía más gente, y otras, como aquel luminosos jueves, se quedaban ellos dos solos conversando de su vida y conociéndose mejor.

Alemania le estaba relatando sus prematuros días en la comisaría, cómo aún siendo oficial ya empezaba a dar grandes pasos y subir escalones que otros habrían tardado años en alcanzar; no era común ver a un inspector jefe tan joven, y él se sentía más que orgulloso de ello; no venía mal alardear de ello, y a Rusia no parecía molestarle.

—Me acuerdo cuando entré a trabajar a la comisaría hace cuatro años y me hablaron de ti; eras bastante famoso, el mejor inspector de la plantilla con solo veinticinco años.—le sonrió el ruso, partiendo con el tenedor un trozo de la albóndiga que tenía en su plato—La verdad es que me intimidabas un poco; a veces te veía por los pasillos con tu cara amargada e instantánemante me apartaba.

Alemania rió avergonzado, curvando sus cejas con incredulidad, tapándose la boca con su mano mientras se carcajeaba—La verdad es que...bueno, mi primera impresión de ti no fue muy buena, me...caías mal.

—¿Qué? ¡Pero si ni te hablaba!—Exclamó el ruso casi ofendido, soltando un bufido divertido por el rostro apologetico del menor.—Y la primera vez que te hablé fue por un caso de homicidio y fui muy profesional, ¿qué te hice?

Alemania apartó la mirada con una sonrisa tímida, mirando a su plato mientras jugaba también con la carne, pinchándola con el tenedor—Bueno...es que...da un poco de vergüenza admitirlo.

Rusia bufó, dejándose caer en la silla de brazos cruzados—¿Qué tan malo puede ser?

—Es patético—Sonrió el alemán, devolviendo su mirada al alfa y, con un suspiro, comenzando a relatar—Tú...bueno, tú también tuviste un gran momento de fama al llegar a la comisaría, ¿sabes?

El ruso alzó una ceja, no creyéndose lo que oía, ¿tanta repercusión tuvo su llegada? No le parecía.

—Todo el mundo hablaba de tí: iba al jardín y escuchaba tu nombre, iba a la cafetería y escuchaba tu nombre, iba a mi oficina y todos susurraban lo impresionante y guapo que era el nuevo doctor; tenías varios admiradores, ¿sabías?

Rusia asintió algo avergonzado, recordando sus primeros días trabajando y las risitas y miradas sugestivas que le eran dadas por distintos omegas.

—Le rompiste el corazón a más de uno cuando se enteraron de que tenías pareja...

—Bueno, ahora estoy soltero.

—Créeme, sigues teniendo fans, pero creo que las espanto.

Rusia sonrió, soltando aire con diversión—Gracias.

Alemania rodó los ojos, pero siguió con su relato—El caso, me daban igual los susurros sobre "lo atractivo que era el forense", sino los de...em, la gente te tenía mucho respeto porque tenías dos puestos: doctor e inspector. ¡Eso era lo nunca visto! Experto en medicina y en criminalistica, todos te admiraban y yo...me moría de envidia.

𝐈𝐧𝐝𝐨𝐦𝐚𝐛𝐥𝐞 - RusGer || OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora