|| Capítulo 21 ||

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—No es por romper el momento, pero creo que ahora mismo no deberíais estar tan pegados.

La voz de Brasil separó el abrazo en el que ruso y alemán estaban sumidos. La brasileña, que había estado unos metros apartada para coordinar la redada con la base central en comisaría, había sido casi olvidada por la pareja, que aumentaron la distancia entre sus cuerpos, pero no dejaron de agarrarse mutuamente; las manos del alemán en los brazos ajenos, mientras que las del ruso aún agarraban su cabeza con suavidad.

Alemania la miró confundido, lo que hizo suspirar y rodar los ojos con una pequeña sonrisa a la latina.

—Apestas a feromonas sexuales, seguramente tu cuerpo todavía no se ha relajado, sigue queriendo aparearse y...—Brasil, desviando su mirada al eslavo, sonrió ladinamente—Eso cualquier alfa lo puede notar.

Las mejillas del alemán se colorearon, devolviendo su mirada al callado ruso, que ahora que le observaba más detenidamente, tenía las pupilas dilatadas y su respiración ligeramente más pesada que de costumbre; el azul de sus ojos era casi imperceptible entre el agujero negro de lascivia que su instinto le pintaba.

—¡Pe- perdón!—Fue Rusia quien se disculpó, notando sus propios síntomas y actitudes. Notó entonces la pesadez en su estómago, un instinto animal que le hizo tragar saliva acumulada, sus colmillos más salidos que de normal, y en general, lo caliente que sentía el cuerpo.

Se separó por completo del menor, dejando de agarrar su cara y alejándose unos pasos atrás, vergüenza y arrepentimiento surcando sus emociones.

Había respondido a las feromonas del omega inconscientemente, y si Brasil no les hubiese separado, estaba seguro de que podría haberse dejado llevar por el malentendido.

Alemania, rojo del pudor, se encogió en sí mismo y negó efusivo—No...no te preocupes Rusia, es...es algo natural, soy yo quien lo ha provocado.

Tan distraído había estado entre que salían del edifico y se calmaba del resultado de la misión, que el alemán no se había dado cuenta de que, efectivamente, su cuerpo todavía seguía encendido en aquel instinto tan interno que le pedía que siguiese con la lujuria, su vientre caliente revolviéndose gustoso entre las propias feromonas del alfa, buscando saciarse. Sentía sus piernas todavía débiles, entre ellas aquel líquido que no se iba a ir hasta que se metiese una buena ducha fría; mierda, ¡estaba hasta por tirarse al mar para quitarse el cachondeo!

Pero Rusia simplemente asintió, su cuerpo tenso y sus ojos nerviosos. Tuvo que intervenir Brasil, negando con levedad para sí misma y agarrando el brazo del eslavo. —Tú te vienes conmigo en un coche aparte; Alemania, puedes ir cogiendo el patrulla en el que vinimos, ¿vale?

Aún avergonzado, el alemán le dio el visto bueno. Cuando unos pocos minutos después llegaron cuatro coches de policía,  uno de ellos para que el europeo y la americana se fueran, Rusia y Alemania se miraron por una última vez.

El alemán le sonrió levemente y con algo de vergüenza, una prudente distancia entre ambos—Bueno...nos vemos mañana, ¿sí?

Rusia le fue recíproco y le sonrió de vuelta, asintiendo varias veces y viendo marchar al omega hacia uno de los coches. No le quitó la mirada de encima hasta que le vio meterse en el vehículo, y pudo confirmar cómo este se marchaba por la avenida.

No salió de su trance hasta que Brasil, con un puñetazo juguetón, le indicó que caminase. Por alguna razón, un sentimiento pudoroso y avergonzado se instaló en él, sintiendo sus mejillas arder al haberse dado cuenta de su ensimismamiento.

Ciertamente, estaba confuso con sus sentimientos.

Ciertamente, estaba confuso con sus sentimientos

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𝐈𝐧𝐝𝐨𝐦𝐚𝐛𝐥𝐞 - RusGer || OmegaverseHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin