𝐈𝐧𝐝𝐨𝐦𝐚𝐛𝐥𝐞 - RusGer || Omegaverse

|| Capítulo 29 ||

Sus manos le rodeaban la cintura, dedos apretando la fina tela azul marina de la camisa de su uniforme; Sonrió con diversión, ladino ante la propuesta del alemán pero con un semblante suave y endulzado. Su respuesta fue un pequeño beso en los labios ajenos, para después separarse del cuerpo entre sus brazos.

Alemania cambió su sonrisa por un mínimo puchero, decepcionado por la lejanía del calor ajeno. Levantó su mirada, listo para reclamar, pero Rusia habló antes.

—¿No se supone que tenías mucho trabajo para mi, inspector jefe?

A esto Alemania rodó los ojos, volviendo a minimizar el espacio entre ellos de un paso, sus brazos acabando por rodearle el cuello para colgarse de él con una tonta sonrisa.

Con no mucho más de un susurro, el alemán contestó—Sí...en mi oficina~.

Rusia no pudo reprimir la risa que salió de sus labios, sus ojos en un brillo tanto incrédulo como divertido. Negó ligeramente, sonriendo.

—¿Has escuchado algo de lo que ha dicho Interpol?—Alemania arrugó los labios, un gruñido exasperado; agitó los hombros del mayor, hablando con pasotismo.

—Agh, dame un tespiro, ¿Tan malo es que quiera tener un momento a solas con mi novio?—Resopló, ojos suplicantes que le miraban desde abajo.

Y Rusia, por unos momentos, se quedó mudo. "Mi novio", no lo había escuchado aún salir de su boca, no había oído con tanta claridad tal afirmación sobre su relación; aún le era algo lejano, algo que había cambiado demasiado rapido, y aún así...Sí, eran novios, sonaba...sonaba tan bien, tan...correcto. "Novios, novios, novios..."

Y sin previo aviso más que el leve apretón de sus dedos hundiéndose en su cintura, Rusia volvió a besarle, más duro y longevo que el anterior, un corto beso pero lleno de amor que Alemania aceptó al instante, sonriendo entre sus labios.

Al separarse, el alfa sonrió y suspiró renegado, llevando una de sus manos a la mejilla ajena, obviando el hecho de que aún estaban en un pasillo en mitad de la comisaría.

—Escucha, son las...—miró de reojo al reloj en su muñeca—cinco y media de la tarde, apenas hemos empezado el turno. Por ahora vamos a trabajar, déjame terminar unas cosillas en la morgue y tú ponte al tanto de los asesinatos que sean. Mucha gente termina su turno a eso de las nueve o las diez; entonces subiré a..."ayudarte", y nos vamos juntos, ¿sí? ¿Crees poder aguantar cuatro horas sin mí, inspector?

Alemania se mordió el labio con gracia, intentando esconder la sonrisa que crecía en sus labios. Con tono meloso y siendo recíproco al brillo travieso en los ojos ajenos, dijo:—Solo si me prometes que estaré satisfecho con tu ayuda~.

Rusia rió suavemente, casi seductor a oídos del menor. Le agarró con más firmeza, acercando sus labios al oído ajeno y provocando un escalofrío en él. Con voz baja, casi gutural, pronunció;

—Oh, cariño, creo que los dos sabemos la respuesta a eso.