|| Capítulo 22 ||

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Rusia se sentía raro, confundido, un sentimiento semejante a la culpa y al bochorno, que intuía era especialmente por haberse tenido que masturbar pensando en su superior, y bueno, peor aún, su amigo.

Ja, ¿"amigo"? Ya no estaba seguro de que ese sustantivo describiese correctamente su relación con Alemania. Sí, ciertamente no había más que amistad entre ellos dos, pero no era muy común tener una erección por culpa de un amigo cualquiera, ¿verdad?

No, no debía pensar así; fue un accidente, una equivocación, un malentendido.

Si él no hubiese ido a su despacho el día anterior, no habría pasado nada de aquello, no se habría replanteado nada, solo eran amigos que habían tenido una desafortunada coincidencia.

Eso quería convencerse.

Carraspeó de nuevo, intentando disipar sus pensamientos mientras caminaba por los pasillos de la comisaría, rumbo a la cafetería.

Era por la mañana y Rusia se iba a tomar un pequeño descanso. Ya que Alemania estaba ausente y lo estaría al menos unos cuatro días más, el ruso no tenía tanto trabajo en la parte criminológica, y solo tendría que atender a su labor como forense. Por una parte lo agradecía, así se olvidaba del alemán y su embiragante olor; necesitaba un descanso de su presencia.

Es por ello que, aún con la cabeza hecha un lío y emociones encontradas, Rusia se dirigió hacia la barra de la cafetería, la señora que se encargaba de tomar los pedidos sonriéndole al instante.

—¿Café, verdad?

Rusia asintió, mostrándole una pequeña mueca amable y relajando su mirada. La mujer se pusó a ello, y mientras colocaba la taza en la máquina y preparaba la leche, el alfa se volvió a sumir en su inquisición y dudas.

Hiciese lo que hiciese, su mente retrocedía una y otra vez a la pasada noche; no se podía quitar de la memoria la expresión del menor, ni sus palabras, ni sus sonidos, ni mucho menos su olor; sentía que se había quedado impregnado en sus fosas nasales. Había estado intentando evitar a toda costa todo lo que le recordase a él, y más o menos, algo había ayudado.

—Oh, por cierto cariño, hay una promoción con el café a la hora del almuerzo que te regala un postre con él, ¿Quieres algo?—La raspada y vieja voz de la señora le hizo parpadear, viendo como una humeante taza de café era posada enfrente suya.

—Ah- eh, claro, ¿qué hay?

—Pues mira, hoy puedes elegir entre un clásico bizcocho de limón, o mazapán.

Debía de ser una broma.

—...—su cara debió reflejar su perplejidad, porque la señora le miró de forma divertida y puso los brazos en jarra, soltando una carcajada.

—¿No te gustan ninguna de las opciones?

—A-Ah, no, no es eso...em...o sea, ¿mazapán en verano? Jaja...—Intentó cubrirse, aunque su todavía rostro sin expresión no daban especialmente el pego.

—Bueno, ¿a quién no le gusta ese precioso sabor a almendras a cualquier momento del año?—Exclamó con otra carcajada la señora, el ruso fingiendo también una pequeña risa no muy convincente.

—El...El bizcocho está bien.—Suponía.

—Claro hijo, aquí tienes.

Terminó de pagar, agarrando su taza y el pequeño plato que le había puesto la dependienta, en él un buen trozo de bizcocho amarillento y esponjoso. Suspiró, dejándose caer en una de las mesas de la cafetería y dándole un sorbo a su caliente café, ojeando con una disgustada mueca en sus labios el postre a su lado.

𝐈𝐧𝐝𝐨𝐦𝐚𝐛𝐥𝐞 - RusGer || OmegaverseTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang