Extra 1: Junior y las gemelas

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Cameron

Melanie ha tenido que salir tras un pequeño accidente en su estudio de diseño, es una mujer totalmente independiente y toda una astro de la moda. Estamos orgullosos de ella.

Admiro demasiado a mi mujer, tres niños, una empresa que cada día crece más y la demanda de los consumidores, más la prensa, es agobiante, sobre todo cuando hace tan solo cuatro meses dio a luz a las gemelas.

Es sábado, me ha eliminado este día de fin de semana de la agenda para que esté en casa y pase más tiempo con ella y nuestros hijos.

Ahora ayudo a Junior con la tarea, tiene seis años recién cumplidos, es muy despierto, inteligente, también se mueve mucho y nunca puede estar tranquilo.

—¿Cinco por ocho? —pregunto.

Tarda exactamente cinco segundos en contestar.

—Cuarenta —responde, le revuelvo el cabello dándole un beso en la frente manteniéndolo sobre mis piernas.

—Bajamos...

—El cero y llevamos cuatro —completa por mi.

Tengo un orgullo infinito hacia mi familia, Junior es un niño algo súper dotado, hemos puesto empeño en su crianza desde muy pequeño, con tres años ya leía, se le dan muy bien las matemáticas, habla español, inglés, francés y ahora quieren hablar catalan, todavía sigue en las lecciones, le gusta la pintura y es un buen deportista.

Esto último se lo impulse por cómo nació, su corazón se adaptaría al ritmo, no tendría fallas, vivo con eso por dentro, mi hijo no podía respirar solo al nacer, eso me mantuvo en pánico mientras no salió de allí, está bien, lo he llevado con los mejores especialistas, ellos aconsejan que sea monitoreado cada cierto tiempo, aunque sus latidos son absolutamente normales.

—¿Ahora que sigue?

—Tres por cinco son quince y cuatro llevado diecinueve. Entonces la conclusión es que la multiplicación de cinco veces treinta y ocho, es ciento noventa.

—Excelente, cangurito.

Está en esa etapa donde comienza a arrugar la nariz, diciendo que ya es grande.

Le ayudo con los pasos para la de dos cifras, justo cuando el monitor reproduce el movimiento de una de las gemelas. Las veo por la pantalla, está haciendo puchero.

Corro arriba antes de que despierte a la otra, porque se arma un caos.

Tenemos niñeras, Melanie no puede sola, sin embargo, también tienen una vida y a quien nos da ayuda los fines de semana, se le enfermó un familiar.

Tampoco me gusta que estén muy cerca de nuestros hijos.

Llego a tiempo para tomarla en brazos.

Es Maritza, al principio me costaba mucho diferenciarlas, son gemelas idénticas, pero lo logré al prestarle atención a Melanie, en los pequeños detalles, hasta poder identificar a nuestras hijas.

—Ya, ya, ¿Qué pasa? Ya estoy aquí, princesa.

Alguien se mueve en la otra cuna, estira el cuerpecito y abre los ojos, Clarette.

—Hola, princesa de papá —la saludo a ella también.

Ambas se complementan para sonreírme al tiempo. Son las sonrisas más hermosas, con aquellas pestañas largas y espesas que les decoran los pómulos y los ojos, rodeando un turquesa sorpréndete como su hermano, las mejillas regordetas y rosadas, el cabello negro les decora las cabezas, los brazos los tienen rellenitos, así como todo el cuerpo y de labios tan rosas como personitas de su edad.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora