Capítulo 55

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Melanie 

Estudio desde casa, no me siento bien dejándolo con otra persona así sea Christine, más que esas primeras experiencias, los primeros meses y cambios en tu bebé, no te los devuelve nadie y por eso me niego a separarme de él. 

Debo llevarlo regularmente a consultas como todo bebé, tiene ciertos antecedentes, me tranquiliza saber que su corazón está bien, solo son los antecedentes, la naturaleza es extraña, revisándolo constantemente se evita cualquier repercusión en un futuro para su vida. 

Alterno mi cuidado personal con ejercicios y buena alimentación, ocupo mi tiempo en estimular sus sentidos, hacerle masajes que lo relajan como un pequeño rey, demasiado consentido y por qué no, estoy obsesionada con tirarle fotos. 

Come bien, duerme sus horas, hace rabietas, no sé por qué es tan gruñón, mi gordito hermoso. 

Él es el bebé más precioso, con profundos ojos verdes y matices azules, pestañas largas, mejillas rosadas, cabello abundante y lleno de carnita, con ese cabello abundante, aquella nariz que siempre froto con la mía. 

Le encanta estar en nuestros brazos, ya no soy la primera para mi papá, lo es su nieto, antes de preguntar por mi, lo hace por su majestad Junior Danielson. 

Debo confesar que, después del parto cuando fue momento de intimar con Cameron, me dolió, la primera vez solo fue molestia, esta vez siento que estaba mega sellada.

Es un nivel aparte y por más que se tomara su tiempo, paciencia para hacerlo, duele de todas formas, hasta que no me adapté estuvo rayando el dolor. 

Todos quieren una foto de mi hija, las revistas han ofrecido millones para conocer su cara, hemos rechazado las propuestas, cuando queramos enseñar su cara, depende de nosotros. 

—No, bebé...—ruedo lo más rápido posible. 

Todo lo inventa, tiende a dar vueltas quedando en el borde de todo. 

—Eso no se hace, Junior —le señalo con el dedo. 

Mira lo que estoy haciendo para luego mostrarme una sonrisa sin dientes y pegarme la boca en la cara untándome de babas. 

Drogo entra con energía a la sala, desatando los gritos de alegría en el bebé. 

No le tiene miedo, jamás se lo ha tenido, ya tiene cuatro meses y ama estar en el mismo espacio que Drogo, incluso el canino me ayuda a cuidarlo, suele detenerlo cuando presiente algún peligro, yo amo tanto a ese animal, no supone peligro para nosotros. 

Tiene una sala de juguetes donde lo llevo a partir de esta hora, con un mero moño corto, lo dejo sobre los mullidos bloques. Así su columna se fortalece, para que en el tiempo estipulado de cada bebé, pueda sentarse solo. 

Drogo se echa a mi lado y juntos vemos como gorjea como sus cosas. 

La maternidad no es perfecta, sueles pasar mucho sueño, tienes que priorizar a otra persona sobre ti, hay cosas que debes dejar de hacer para prestarle atención, suele ser agotadora en todo el sentido, pero amas a tus hijos, o al menos me pasa a mi, lo amo con mi vida.

Sigo dándole únicamente leche materna, produzco suficiente para tener mi banco de leche, alterno entre el seno y la tetera, suelo usarla más lo último.

Según Ana, soy una vaquita lechera para Junior, en las noches es donde más lo pego a mi pecho, así se duerme tranquilo. 

Cameron llega ahora más temprano, hay días que no va a sus empresas para vivir más del crecimiento de nuestro hijo y que pasemos tiempo como familia. 

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora