Capítulo 33

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Cameron

Llego justo en medio del desorden, solo atiendo a Melanie que está desplomada en el piso, el resto de sus amigas dispersa gritando el nombre de una.

Alguien sostiene a Melanie en brazos, intervengo para que me la dé desesperado. La persona forcejea conmigo. Voy perdiendo la paciencia, ganando el desespero, entonces dejaré de reconocerlo.

—¡Jake! —le grito a ver si reacciona, ¿Qué mierda le pasa? —. Dame a mi esposa.

Con la distracción es más suave poder arrebatársela y entregarla a los médicos que esperan junto a la camilla a mi lado.

Todo es un caos, corriendo la acompaño al interior, sin quitar mis ojos de su cuerpo en búsqueda de una herida, no puedo pasar al otro lado de la puerta por donde se la llevan, sin embargo, Melanie no es la herida.

Lo sé, porque pasan otra camilla a mi lado.

Balearon a Morgan, una de las amigas de Melanie.

La rubia, Laura, tiene la ropa manchada de sangre, la otra algunas partes y entre ellas se intentan consolar.

Miro a los payasos que se hacen llamar guardaespaldas.

—Están despedidos —les informo —. No sirven ni para limpiarse el culo, ¡Largo de aquí!

Tomo del cuello a uno empujándolo fuera. son una mierda, ya estoy al tanto de todo, no confío en nadie. Tendré que convertirme en guardaespaldas si es necesario, pero no me sirven para nada, más con lo que pasó anoche, sospecho hasta de mi propia sombra.

Las ratas con las que estamos lidiando son liendres, nunca se acaban, se multiplican. Allison es bipolar, con mil mierdas más de diagnostico, no la subestimo, pero no tiene la capacidad mental para pensar en todas las porquerías que estamos viviendo.

Los padres de Morgan llegan llorando, el escenario es deprimente, no lo tolero, así que cuando el médico de turno que atiende a Melanie aparece, paso sin que siquiera abra la boca.

Va más de una hora después y Melanie no reacciona, no tengo paciencia llevo días estresado y estoy al borde de perder el control de mi mismo, nadie me da noticias sobre mi mujer, el médico este volvió a desaparecer.

Cuando ya estoy a punto de entrar a la primera camilla sin importar quien esté dentro, justamente vuelve a aparecer, con un gesto indica que lo siga, voy hasta donde dice, hallando a Melanie, le reviso, me vale que se ofenda.

—Lamento la tardanza, señor Danielson, ya tengo los resultados de los análisis que su esposa se había realizado ayer —dice el médico observando cómo protejo a Melanie con mi cuerpo

¿Qué análisis? ¿Acaso está enferma y no me dijo nada?

—¡Vaya! Confieso que pensé que yo mismo tenía que ir a hacer el trabajo —espeto —. ¿De qué análisis me está hablando?

No evita ocultar el gesto de amargura que le produce me coraza, entregándome unos papeles que leo por encima, no tiene anemia, ninguna infección...etc.

—Vaya a la última página —indica, busco de inmediato, algo vibra dentro de mí con una sola palabra, la que está escrita —. Felicidades, ¡Van a ser padres! La conmoción del momento hizo que se desmayara, tiene la presión alta, es joven, pero fuerte, las madres suelen transmitir las inseguridades a los fetos, tiene que tener aproximadamente dos meses de embarazo, es riesgoso que se asuste constantemente.

No sé cómo procesar nada.

—Padres —repito, atónito y absorto en ese papel que lo confirma.

No sé como sentirme. Me paso la mano por el cabello una y otra vez, respirando creo que hasta anormalmente. Tampoco digo o hago nada, no hasta que ella despierte, necesito saber como se siente, qué piensa.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora