Capítulo 36

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Melanie

Hago el acoplo de todo mi autocontrol para no desmoronarme y pensar con claridad, esto lo hago por nosotros, ya no puedo permitir que más personas, las que amo, salgan heridas por mi culpa. Hay muertos de por medio, heridos, y lo menos que toleraría es perder a mi hijo, lo protegeré por encima de quien sea, de mis deseos, de la felicidad de otros y si tengo que esconderlo para que no le lastimen, lo haré.

Las horas pasan y yo no he podido dormir nada, me he pasado la mayor parte del tiempo observándolo y contemplándolo, cierro los ojos y a mi mente llegan todos los recuerdos de los momentos que he vivido junto al amor de mi vida, junto a la imagen de la malnacidos de Allison.

En donde yo no estuviera embarazada, se iba a enterar de quién demonios soy, me desconozco con tanto odio que llevo por dentro.

Todo esto es asfixiante, pero ya no puedo hacer nada, tengo que sacrificar a mí bebé y sacrificarme yo, para que los demás no salgan perjudicados, espero que Cameron se quede tranquilo con las debidas explicaciones y se concentre en lo que debe.

Levantándome de la cama, me quedo frente a ésta, desnuda, contemplándolo, me busca entre sueños y termina aferrándose a la almohada donde hace rato tenía yo mi cabeza, no dudo de su amor, me lo ha demostrado, solo que tiene que liberarse de su pasado y continuar avanzando, para que podamos ser felice.

El sedante tiene las horas contadas, por eso, apresuro las tareas de bañarme y cambiarme, pueden llamarme loca, sin embargo, me cuesta mucho hacerlo, por el simple hecho de que llenó el cuerpo de besos y de caricia, tenía su aroma en todas partes y desprenderlo de mi piel es duro, sobre todo porque es el recuerdo más cercano que tendré.

Desempaco los paquetes poniéndome manos a la obra, apartando las lágrimas, arruinaré todo si sigo como voy, papá debe estar esperando, le pedí que lo hiciera bien temprano, dada sus dificultades para caminar, verifico que nada me apriete, principalmente en el abdomen, mi bebé crece cada día, ya es casi imposible ocultarlo, en eun par de semanas quizás sienta sus primeras patadas.

Hace algo de viento aquí en Miami, es de madrugada cuando quedó lista, ni siquiera me reconozco yo, meto los documentos falsos entre los ropajes, dejo móvil, todo, lo único que llevo es una cadena en el cuello con los anillos que me dio Cameron.

No llores, no llores, no llores...todo es para que estemos bien. Hemos entrado agosto y como van lacosas...voy a pensar que en diciembre estaré de vuelta y pasaremos nuestra primera navidad.

Es temporal, repito saliendo del baño con la funda de todos los nuevos desechos.

Vuelvo a contemplarlo y sin poder contenerme me acerco a la cama y busco besar sus labios con un suave rose, se remueve un poco y me asusta que se despierte, por lo que me alejo rápidamente quedando en mis labios un hormiguero.

—Te amo.

Me alejo a pasos cautelosos y sin mirar atrás salgo de aquella habitación, abandono mis dos casas por un tiempo.

Solo eso, no voy a dejarle mi vida a una psicópata como Allison Fisher, solo me conviene que lo piense y mientras ella intenta, lo hará bajo mi sombra.

Volveré para criar a mi hijo en mi casa de Mes York, lo traeré de vacaciones acá y luego cuando sea el momento, voy a tener otro, le buscaré pareja a Drogo para tener nietecitos perrunos y cumpliré mi sueño de una hermosa familia.

Con esa seguridad, atenazo el paso hacia los pasillos, esta es la casa donde nací y conozco muy bien cada pasadizo, he vigilado las rutinas de los guardias nocturnos, así que antes de que me devuelva y me encierre en aquella habitación, busco la salida trasera que da a los arbustos y por donde es difícil que lad cámaras de seguridad abarquen el perimetro.

Son las cinco treinta, he usado un control remoto para lo que debo hacer y es una distracción que choque con las maderas, suelen rondar a esta hora, maniobró para que así sea y desafiando las leyes de una embarazada, casi me arrastró por el piso hasta salir de la propiedad por la pequeña reja que papá dejó lista para mi.

Debo seguir, aprovecho y me escabullo entre los arbustos del frente, hasta unirme a la comitiva que sabía pasaría hoy para prevenir contaminación por mosquito, uso doble mascarilla para que el químico no le haga daño al bebé.

El condominio de casas va quedando detrás, ubico a papá aguardando con dolor en un asiento, lo reconozco a pesar de todo, no dice nada, así es mejor y por ello detiene un taxi al que subimos juntos.

—Al aeropuerto —indico, olvido mis modales y la cordialidad.

Tengo el corazón desbocado por tanta adrenalina. La reacción de Cam no va a ser muy buena cuando despierte, solo espero que recuerde lo que le dije anoche.

Mientras el taxi avanza, pienso en cómo hice todo sin que nadie se percatara de eso. La mano de papá me da ánimos y recuesto la cabeza en su hombro, no estaré tan sola.

Tengo el dinero en una cuenta con los documentos falsos, podré moverlo una vez llegue a mi destino, para así evitar sospechas.

Los pasajes de vuelo lo compraron los mismos a quienes les pagué para todo esto.

—Señorita, hemos llegado —el taxista me saca de mis pensamientos y observo que ya el sol está saliendo.

Pido la tarifa y luego de pagarla le deseo suerte y un buen día al taxista él me agradece y entro por las puertas grandes y de vidrio del aeropuerto con calma de no lastimar a mi papá, le duele mucho, cuanto antes debo conseguirle una silla de ruedas.

Tomo asiento esperando a que nuestro vuelo sea llamado y ahí estoy unos minutos, tomé el vuelo de las seis y media tiempo justo para seguir adelante cuando mis pies y mi corazón laten y piden porque abandone todo esto y vuelva a casa con mi marido.

Arrastro la mini maleta que traía mi padre para disimular, sería muy sospechoso que no lleve nada en manos y conociéndolo, antes de razonar, va a mover cielo, mar y tierra.

Nos toca pasar todo el control luego del mini descanso, papá va al frente con el bastón.

—Nombre, por favor, caballero —solicita el que está revisando que la información sea verídica.

—Robinson Scott, mi hija Rita viaja conmigo.

Si, unos nombres extraños para nosotros, sin embargo, ahora soy Rita Scott.

Nos hacen todo el chequeo, hasta las huellas que cuando nos la piden una segunda vez, comienzo a sudar, se las mandé al hacker a quién le pagué casi un millón de dólares.

Finalmente pasa y justo escucho que piden que los pasajeros de mi vuelo ingresen por la puerta cinco.

—Señorita, la maleta —señala el guardia y con las piernas de gelatina, vuelvo para tomarla, se me cae y maldigo mil veces —. ¿Está bien? La noto nerviosa.

Papá se acerca con amabilidad.

—Tiene miedo a volar, siempre le pasa —excusa mi padre —. Todo va a estar bien, cielo.

Lo dice por todo y agradezco que estás máscaras sintética sea tan creíble como para que no reconozcan nuestras caras. Soy influencer de moda, he trabajado para varias marcas y estoy casada con un magnate, los titulares sobre mi verdadera cara le han dado la vuelta al mundo.

Sin contar, que papá es empresario y sobretodo aquí, en Miami, es conocido hasta en la esquina.

Logro subir al avión sin que desfallezca, medio toco mi estómago abultado, con el vuelo alzado, pruebo el sabor salado se una lágrima.

Papá levanta el repisa brazos, besando mi frente.

—Eso le hace daño, cariño, él sabe que es por su bien y yo voy a estar aquí, hasta que pueda respirar.

Digo que si con la cabeza, pensando que estaré a tan solo unas tres horas de distancia.

Cuando tú enemigo te acorrala, espera que te vayas lejos, al culo del mundo, pero no que estés cerca del patio y donde no buscaría, porque la Isla Saona es un sitio demasiado cercano y Cameron no empezará por ahí, más después de lo que le dejé.

***

Cuanto ha crecido mi Melanie. 🥺😍

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora