Capítulo 39

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Cameron

Para mi desgracia debo seguirle el pequeño juego a Allison, cuando tienes una personalidad obsesiva como la de esa mujer, no piensas y con lo que te empeñas, si te prestan atención, sientes que levita y no ves el peligro. Yo soy el peligro ahora mismo, un volcán en erupción que en cualquier momento explotará y arrasará con todo a su paso.

Necesito que esté tras las rejas y por ello es que muevo cielo, mar y tierra.

No soporto esta soledad, nunca creí que iba a extrañar tanto a alguien.

Drogo aúlla jugando el pasto cuando regresamos a casa, le sobo la cabeza, llevándolo a comer y no está tan feliz como de costumbre.

Cada rincón reciente su ausencia, yo más que cualquiera.

Christine aguarda mi llegada junto a la entrada, no dice mucho, solo le digo que Melanie no va a venir dentro de un tiempo mientras rechazo la cena.

Tenía todo planeado, como asistir a cada ecografía de mi bebé, se me forma un mundo en el pecho que me impide respirar sin el escozor tras mis ojos.

He estado solo desde los dieciséis años, siempre les reclamé en sus tumbas el motivo de tener solo un hijo, ahora, que estaba construyendo mi familia, el destino se empeña en querer arrebatármela.

Me pregunto cómo se sentirá su primera patada, Richard no está en condiciones de ir y venir, yo debería estar cumpliéndole sus antojos y no dejando que haga nada al tiempo de que la cuido como si fuera de cristal.

El siguiente día llega, con las mismas preguntas sobre cómo estarán y qué hacen, si ya desayunaron, le gusta mucho la china.

Mis abuelos dominicanos solían decir que según lo que comes, así sale el bebé, se lo comenté en una ocasión, diciéndole que en donde continuará solo comiendo naranjas con sal, el cangurito cambiaría de humor muy seguido.

El panorama en la empresa al menos es más alentador que en los últimos días, ya tengo varias compañías fuera de los números rojos en el mercado de ventas.

Llamo a Liam para saber cómo va todo, tiene mi celular intervenido tratando de rastrear las señales de donde Allison me habla, números desechables, pero un patrón consecutivo nos daría una idea.

Me pongo a trabajar sin ningún apetito, por costumbre reviso el móvil, no hay ningún mensaje de su parte y mi cerebro evoca una y otra vez sus ojos, su sonrisa, los ademanes que le salen de manera natural, todo, una y otra vez.

Al medio día soy citado en el juzgado por Liam, dónde me informa que hay un patrón de lugares todos en la misma zona, Pensilvania.

Sin duda utilizo el jet privado para moverme más rápido en lo que las autoridades aguardan mi llegada.

Narrador omnisciente

Allison Fisher, desde niña ha sido ambiciosa, cuando se proponía tener algo, lo lograba por encima de su propia familia, eso quedó más que evidenciado cuando de niña agredió a su hermana por un simple móvil, le gustó el poder que le daba infundir miedo en los demás para, todo comenzó cuando nació la menor de los hermanos Fisher, a ella siempre le daban más atención, su hermano no se quejaba, pero la preferencia —como pensaba Allison por aquel entonces — de sus padres hacía la hermana, cuando ambas eran féminas, la llevó a hacerlo, quería lo mismo, todo mejor, no quería sus otros juguetes, sino lo que les compraban a su hermana porque eran nuevos.

Contrario a Allison, aunque creció la más pequeña, no tenía carácter y se dejaba asustar, lo que aumentó la personalidad narcisista y envidia en la mayor, hasta que se convirtió en una enfermedad que le generó otra y después otra, propulsándola el rechazo de algunos del género masculino.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora