Capítulo 51

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11 de diciembre 2017

Narrador omnisciente

Solo había alguien dentro del personal de seguridad que les contaba todo y ese era Blunter a quien tuvieron que asesinar, le habían prometido recompensa, dinero que ni Ashton ni Allison tenían.

Hoy es el cumpleaños del amor más grande de su vida, el hombre a quien le dio todo y no valoró nada.

—Pisa fuerte ese acelerador —ordena Allison viendo por los espejos cerciorándose de que nadie los esté siguiendo.

No tienen mucha cobertura en cuanto a protección, algunos acontecimientos no les estaba gustando a quienes lo patrocina y poco a poco han quedado con muy pocos recursos, ya que atacan pero no dan el golpe contundente y esta vez deben lograrlo si o si, si no estarán solos.

—Mejor cállate, que solo me desesperas —masculla Ashton, con las manos sobre el volante al tiempo de que avanzan rebasando vehículos a los cuales les resulta extraño, en New york cosas así no son comunes.

Nada pasa desapercibido sin que las autoridades se enteren.

Allison le indica el trayecto, la única vez que había ido fue cuando el funeral de los padres de Cameron y jamás volvió.

Uno de los barrios más exclusivos de New York va quedando en el campo de visión de ambos, es donde cuando se apresuran rebasando los límites de velocidad.

—¿Está todo listo? —pregunta Allison en la línea que mantiene abierta.

—Esperando tus órdenes —contesta la persona al otro lado.

—Que lo alcen ahora —autoriza Ashton.

La propiedad es una de las últimas, cuenta con mucha etérea de bosques y árboles, siendo difícil de no ver, dado que se alza muy por encima de las demás.

Mientras que Melanie ya había comido, mastica una barra de cereales por cada extremo que termina de coser en su máquina con Drogo siendo su mejor compañía.

Había dejado el móvil en la habitación cuando fue a por el cuaderno de dibujo, tiene mucha inspiración y con todo lo de la maternidad, más.

La colección frente a ella la prepara para mostrársela a Cameron mientras meriendan en cuanto llegue, quiere comenzar su sueño, tiene los recursos para hacerlo, y quién mejor que su esposo, es un experto en negocios.

—Otra vez tengo deseos de hacer pis —suspira apagando la máquina, su vejiga cada vez está más pequeña.

Acomoda los hilos y agujas donde Drogo no se vaya a lastimar, ignorando la lluvia artificial que sucede en el techo de su propiedad causada por el vuelo de drones.

—Espérame aquí, Drogo, voy al baño —le avisa sobándole la cabeza y dándole la mitad de lo que come.

Tarda un poco más de lo normal en levantarse, ya quiere que el baño esté instalado en su cuarto de trabajo, así no tiene que estar entrando y saliendo.

Demora el tiempo justo en el que los cuerpos comienzan a caer silenciosamente.

El químico rociado es incoloro, no huele, solo actúa, por lo que en la zona apartada que está Melanie no llega lo suficiente para desmayarla y provocarle daño a la criatura que lleva en el vientre.

Escucha la casa demasiado silenciosa para lo que regularmente suele estar.

— ¡Christine! —le llama y nadie responde.

Se mueve por el lugar haciendo sus necesidades inmediatas, para cuando pretende volver, recuerda el móvil y lo preocupado que Cameron puede estar si no contesta, así que se devuelve para subir a su habitación, sin embargo, termina asustada con el grito de quien identifica es la nana de Cameron.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora