Capítulo 21

131K 5.7K 1.8K
                                    

Melanie

No sé qué está pasando, un momento estaba en la cama sucumbiendo a mis deseos más lujuriosos y en otro fui atropellada por Cameron que me aplasta con su peso y protege con su propia vida.

Cristales rotos, encontronazos recíprocos por armas de fuego y gritos que me ensordecen hasta el grado de no saber de mí ante la conmoción.

Me mueven aquí, allá. Una muralla humana a nuestro alrededor. ¿De dónde salieron tantos guardaespaldas? Más bien, ¿Qué es lo que está pasando?

Cameron no me suelta en ningún momento, y nos guían por las escaleras con cinco hombres delante y cinco detrás.

La mano me duele de tan fuerte que me la sostiene.

Estoy temblando, no me había dado cuenta hasta que mis piernas flaquean. El departamento que mi esposo tiene de este lado de la ciudad queda a la mitad de un edificio de veinte pisos.

Levantándome, soy alzada por sus brazos.

—No...no...no es necesario —murmuro.

Ojalá me haya escuchado, parece que no, continúa escaleras abajo hasta que ingresamos a los vehículos que nos esperan y nadie aguarda nada para arrancar.

Siento que estoy viviendo una trama, una que asusta y es real, me duele la mano de tanto que me la aprieta.

—Cam, me estás lastimando —expongo.

¿Será que no me oye? Si me está mirando con una expresión indescifrable, ¿Qué piensa? Por algún momento logra espantarme el color de sus ojos.

—Cameron —lo vuelvo a llamar y sigue callado. Desplazo mi palma libre hacia su rostro, dibujando paulatinamente trazos con el pulgar sobre la incipiente barba que le está saliendo —. Soy yo, afloja el agarre que me duele, por favor, Cameron, recupera la razón.

A continuación, rozo suavemente sus labios con los míos y parece volver a la realidad.

—Suéltame —ahora sí escucha.

Cuando me libera tengo la muñeca casi aplastada. Emito un quejido, llamando su atención.

—Demonios, demonios —maldice agudamente —. Lo siento, Mel, yo nunca te lastimaría, ¿Lo entiendes?

—Está bien, solo fue el momento.

Se ve tan afectado, a la misma vez no expresa nada, me abraza, presionando los labios sobre mi frente, una y otra vez.

Estoy envuelva con su camisa, y una sábana de la cual no me había percatado.

—No voy a dejar que te hagan dañado, eres lo más importante para mí.

Se frota ambas manos con bastante fuerza y luego con el calor que emanan, atrapa mi muñeca lastimada, chillo, sin embargo, no sé qué le hace y el dolor desaparece casi por completo.

—¿Quién te quiere hacer daño? —indago.

Concentrado en que mis dedos estén bien y pendiente de la rojez alrededor de la piel —cosa que lo enfada aún más — aguarda el silencio.

—He ganado enemigos por dónde me muevo, lo resolveré y te mantendré a salvo.

Tengo miedo, ¿Y si le pasa algo a él? ¿Qué voy a hacer con esto en mi pecho? Es como un pájaro que aletea por salir y liberarse.

Llegamos al aeropuerto más cercano, al bajar Jack es el primero que espera conectado al móvil.

Pensándolo bien, sino fuera por él, lo más probable estuviéramos muertos o uno llorando al otro.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora