Capítulo 4

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Melanie

Lava, eso es lo que tengo en las venas mientras analizo el panorama, la bebida derramada incluso se ha colado por mi parte intima, llegando justo allá, donde no tiene que llegar, incluso mis zapatos están llenos de licor, brindándome la sensación de estar totalmente pegajosa.

—Podemos pedir ropa prestada a la hermana de Logan —sugiere Nick, con una servilleta intenta secar el desastre que hay en mí.

—No, tranquilo, mejor voy a casa, no quiero molestar a nadie —argumento.

Resoplo, realmente molesta, el sujeto con loción increíble olerá muy bien, pero de educación es un fiasco.

—Oh por Dios —se acerca una de las del salón de física a nosotros, tiene el móvil en alto y votara corazones en cualquier momento —. ¿sabes a quién tuviste cerca? —pregunta más como una adivinanza que cualquier otro objetivo, a la vez que señala el punto hacia donde se perdió aquel sujeto maleducado.

—No, ni me interesa —respondo, volviendo mi atención a Nick —. Ya déjalo, Nick, no tiene solución, necesito un baño, hasta la braga llevó.

—Si deseas puedo llevarte a casa —ofrece, tan amable y lindo como siempre.

Ahora que ha pasado un tanto la euforia del mal momento, lo estudio, se ve guapísimo, ese vaquero negro, su pelo despeinado, camisa blanca con los tres primeros botones abiertos y los tenis Jordán, le sientan de maravillas.

—Te dejo la tarea de las chicas —señalo a mis tres amigas, quienes se acercan con mi bolso en manos, igual de asombradas que lo que parece estar el lugar y más las féminas, ¿El príncipe de Inglaterra estuvo aquí y no me di cuenta?

—Ese era...—balbucea Morgan, atónita.

Han pasado por lo menos dos minutos y todas siguen igual, despertando mi curiosidad.

—¡Cameron Danielson! —completan a coro las conocidas nuestras.

Frunzo el cejo, ese chico no es un tanto mayor que nosotros para estar involucrado en fiestas así, ¿Cuántos años tiene? ¿Veinticinco, veintiséis? Es un hombre, se supone que un magnate, de verdad que no imagino a alguien así en una fiesta donde solo hay personas que no pasan de diecinueve años.

—Ustedes tiene que estar alucinando —musito, quitándole mi cartera a Vicky.

—Por supuesto que no, ni ebrias que estuviéramos —articula Laura, exagerando en lo que se hace la ofendida, le doy un beso.

—Tenemos fotos —avisan, un motón de chicas colocan las pantallas de sus celulares frente a nosotros y efectivamente, es el susodicho, robándose la mirada de todas, hasta el vergonzoso momento capturado —. Me parece que estaba interesado en Melanie.

—Quien fuera tu —me codea una.

Le resto importancia, alucinan de verdad que sí.

—En sus sueños —volteo a las chicas sin darle muchas vueltas a todo esto —. Me iré a casa, si quieren pueden venir o irse más tarde.

—Iremos más tarde, conduce con cuidado —aconsejan.

Me despide de ellas, dejando que Nick me acompañe a la entrada, con su palma en el centro de mi espalda, las chicas reniegan de que no investigue más a fondo del tema, tengo los pies sobre la tierra, no me gusta soñar, ni tampoco enloquezco con famosos.

Por amor al padre, no analizan la realidad de los hechos y la vida. Sacan conjeturas sin sentido.

—Lamento todo esto —vuelve a disculparse Nick como si fuera su culpa.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora