Capítulo 53

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Allison

Veo a mi hermana muerta, delante de mí, sigue igual que cuando se fue, me está extendiendo su brazo. No puedo mover el mío, tengo mucho frío y el cuerpo me tiembla de manera incontrolable. 

—¡No! —grito para que se detenga cuando desea avanzar —. ¡Detente, no eres real! 

El frío de la madrugada azota en mi piel, las olas del mar golpean contra las rocas. Pestañeo buscando aclarar mi vista, sigo viendo borroso. 

Con el brazo que no está tan herido, me apoyo en las rocas haciendo fuerzas para levantarme, caigo de culo, el dolor de la mano desgarrada se perpetúa en mis terminaciones, grito con el dolor insoportable. 

Luego me río a carcajadas viendo las estrellas. 

Solo espero que haya valido la pena todo esto, que no sea solo una alucinación de mi parte, si no que en verdad el bastardo esté muerto. 

Los primeros rayos de sol del que seguro es un tercer día herida y huyendo entre las cloacas, me toman en una posición en la que los huesos me duelen más. 

Yo, Allison Fisher, terminando en un basurero, soy la hija de un senador de Alemania. 

Vuelvo a arrastrarme lejos con la capucha que robé, papilla mis bolsillos con los labios agrietados, únicamente tengo tres balas en el cargador del arma y quizás unos centavos que van a servirme para realizar tal vez una sola llamada. 

Soy más ágil al escabullirme, mi foto está en todos los titulares del país y el mundo, las pantallas grandes de New York me proyectan una y otra vez con el letrero de se busca. 

Entró en la cabina tapándome la cara, estoy al frente de una de las más grandes pantallas de anuncios en este lugar. 

Intento tres veces que me conteste, al cuarto levantan el teléfono. Jamás había escuchado su voz, el número lo memoricé del móvil de quien me resguardaba y tiraba de vez en cuando. 

—Necesito ayuda —suelto en cuanto descuelgan —. Estoy en la avenida lexington. 

Las heridas escuecen por cada segundo que pasa, yo debí haberle abierto el estómago a ese maldito animal. 

—¿Me estás escuchando? —inquiero cuando sigue en silencio —. Soy Allison Fisher y si yo me voy a la mierda tú tambaleas, ¿Acaso no lo entiendes? 

El titular en la pantalla vuelve a hacerme enderezar, con el dolor me corto los labios conteniéndolo. 

Senador Dominick Fisher entregará generosa recompensa a la persona que le diga sobre el paradero de su hija tras atacar a Melanie Danielson en su residencia y ponerla a ella y su hijo en estados graves de salud. 

Por el momento se desconoce que ha sido de las víctimas, aguardamos fuera del hospital donde la ingresaron a nuevas noticias. Cameron Danielson se niega a dar declaraciones. 

Analizo a mi alrededor, por más que me oculte con la sucia capucha, hay ojos sobre mi, intentando descifrar mi rostro. 

Dejó el teléfono lentamente, salgo volviendo mi mente a un congelador que solo le envía frialdad a mi memoria. 

Caminar, busco cualquier estacionamiento donde me miren menos y pueda descansar. 

Descubro la herida del hombro, con una botella que me robé de licor, la vierto sobre ella, es la más profunda y está tomando un color que no me agrada, así como el olor. 

Estoy sola, los delirios me ponen a ver a Ashton con los ojos abiertos en el piso, el perro mordiéndome, ellos felices. Demando a mi cerebro que ponga un escenario donde ese niño esté muerto. 

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora