Capítulo 10

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Melanie

Al llegar al aeropuerto no hacemos ningún papeleo, ni revisión de equipaje, somos escoltados directamente al área de vuelos privados.

Seré idiota, el magnate de New York y de seguro uno de los hombres más ricos de todo el mundo no viajaría en vuelo comercial. _ ironizo.

Cuando nos vamos acercando a la pista, puedo divisar un jet privado blanco con grandes letras en dorado que dice DANIELSON. Solo en el exterior desprende lujos.

Es obvio que ese avión fue pintado, remodelado al gusto del dueño. Las diminutas gomas tienen los aros del mismo color que las letras.

Me concentro en los detalles que para mí desgracia no tienen nada de feo, tanto que Cameron aparece a mi lado, haciéndome reaccionar al sentir como el envuelve mi pequeña mano con la suya.

Me golpeo mentalmente saliendo del abrupto, está tomando demasiadas confianzas y no respeta lo que le he dicho. Recuerdo por qué estoy aquí, con él y trato de zafarme de su agarre, más son sólo intentos no me lo permite, un gorila con unos músculos de boxeador, en comparación con una chica de mi complexión, doblega mi peso, es una lucha perdida, lo único que logro es que apriete su agarre.

—Suéltame —siseo —. Me repugna tu tacto.

Por el rabillo del ojo vuelve a estudiarme, curva los labios, socarrón.

—A mí no, con eso me basta —contesta.

Enfurezco.

—Haré un escándalo... —amenazo.

—Has lo que quieras, de todas maneras, no vas a lograr nada, tengo tus permisos en orden —señala el maletín que nunca suelta.

Los escoltas forman una pared de ambas partes, hacen un camino, donde Cameron me arrastra literalmente para que suba las escalerillas del jet, me resisto y él tira más fuerte, dije que su determinación me asusta, he aquí la muestra.

De mala gana entro empujándolo.

Hay una azafata rubia de ojos claros que no deja de mirar a Cameron con descaro, en cierta forma ni me importa, es ventaja para mí, así deja de agobiarme.

Ella le habla, yo busco algún lugar donde estar sola, el jet es enorme, tiene todo costoso, sin embargo, por más que rechace a su jefe, yo no le tolero a nadie que me mire por debajo del hombro como si soy menos.

—¿Qué miras? —inquiero a la rubia —. Me importa un carajo si te caigo mal.

Estoy que con el primero que me joda, pago todo lo que siento.

Debería de saber que si se tira a su jefe puede seguir haciéndolo, mi aspecto no es el de quién esté muy a gusto.

El ambiente entra todavía más en una tensión palpable, pero, ¿cómo no? somos todos desconocidos.

Cameron se pasa las manos por el cabello exasperado.

—Déjanos solos —demanda.

La chica desaparece en la cabina.

—Siéntate que vamos a despegar.

Cruzo los brazos plantando los pies. Bloqueo el ruido de los motores y lo bloqueo a él de la audición, prefiero detallar el jet, es muy bonito, blanco hueso, con los pocos asientos de cuero negros, un mueble en forma de L grande en las ventanillas derecha, una mesa de cuatro, sillas de cristal y los soportes de acero inoxidable, los bordes de las sillas son de oro y los del comedor, a mi mano izquierda solo hay asientos unos enfrente de otros, un pasillo ubicado a la izquierda conduce a una puerta lo que parece ser un baño y justo en el mismo lado otra puerta, parece ser la habitación.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora