Capítulo 35

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Melanie

He estado dándole largas a los planes de Cameron con mil excusas, sin embargo, eso no iba a durar mucho, más con que mi vientre comienza notarse.

Al ser que llevo dentro de mi, al parecer solo quería que sepamos de su existencia para decir tipo: estoy aquí.

Oliver ha tenido que marcharse, estoy poniendo la vida de todos en sus manos, solo espero la confirmación. Es un proceso que se lleva mucho dinero, sin embargo, nada que valga más que la vida de los seres que amo.

Avanzo hacia la habitación de mi padre, quién ya está despierto, sentado y con Amalia dándole de comer, se ve mejor que la última vez, y sus ojos se iluminan al verme.

—Buen día —saludo, corro a sus brazos aunque todavía no pueda abrazarme bien.

Desde que estoy embarazada siento más las emociones, necesitada de cariño más bien, por parte de mi progenitor.

—Estoy mejor, calma, hija —su voz es casi un susurro, los impactos de bala fueron muy violentos, pero agradezco tanto tenerlo conmigo.

—Te amo, papi —digo.

Supongo que ha de mirarme tensa, por lo que con una sonrisa tomo el plato de la sopa.

—Nana, ¿Puedes dejarme un ratito a solas con mi papá?

Quiero muchísimo a Amalia, me ha criado como una hija más, sin embargo, no tiene el temple para aguantar el carácter de Cameron cuando todo esto explote.

—Estaré en la cocina por si me necesitan —aprieta la mano de mi padre, ambos se miran con algo en los ojos y yo, finjo que no vi nada, sintiéndome fatal con lo que estoy ideando.

Siempre he querido verlos juntos.

La puerta se cierra, papá tiene todo lo que necesita gracias a Cameron, se ha encargado de que no le falte nada.

Acomodo la cama eléctrica y la servilleta que evita pueda ensuciarse la ropa,le están dando terapia, caminará, pero de a poco.

—Habla conmigo, hija —pide, luego de un rato en el que me dedico a darle de comer.

Juego con la sopa, pasándole el vaso de agua con dificultad, pero con todas las energías llena a su boca para ingerirlo y el orgullo no me cabe en el cuerpo al verlo hacer eso.

—Solo puede estar entre nosotros, hasta ahora solo lo saben tres personas, una cuarta lo deduce.

Sus ojos claros me escrutinian, sus expresiones pasan de interrogación, análisis y después esa mirada entre la sorpresa y la incredulidad.

Dejo el plato en la mesa, verifico que no haya nadie en el pasillo y poniendo pestillo vuelvo a donde está, alzando la playera holgada y mostrándole de un ángulo la redondez que se va formando.

—Serás abuelo —informo, pasando saliva y lo más bajo que pueda escuchar.

Se queda en una especie de shock, así que le tomo la mano para que toque donde tengo el vientre ya duro y no precisamente por abdominales.

Pestañear, reaccionando.

—¿Cómo...? —balbucea.

Suelto una rodilla, sin llegar a ser ruidosa, más si divertida.

—Como tú y mamá me hicieron a mi —contesto.

Y con aquellos ojos de papá, entrecerrados, se muestra indignado.

—Irrespetuosa —reprende —. Estás muy joven, ¿Dónde está Cameron? Que venga a darme la cara.

Medio se ofusca, supongo que esas han de ser las reacciones de un padre.

Casada a mi corta edad © [Danielson 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora